1.

2.1K 169 124
                                    

Alexa.

     Cinco de la mañana, una hora perfecta para seguir durmiendo, más cuando el clima no está a tu favor. Abro mis ojos bajo la hinchazón de haber dormido muy pocas horas y con poca profundidad.

     Llevo mi mano a mi cabello, puedo sentir el estropajo entre los dedos. No está suave y tampoco limpio. No he tenido tiempo de lavarlo, ni de ducharme. Miro hacia mi costado, la pequeña Dak sigue bajo su profundo sueño. Sonrío y acaricio su mejilla suave y rosa. Sus cabellos cortos están pegados en su frente, gracias al calor corporal. Deposito varios besos en su cara antes de levantarme de la cama. Mi pequeña tiene apenas un año de edad y fue el año más maravilloso de mi vida. Cansador, pero hermoso.

     Me apresuro en entrar al baño y encender la ducha. Dejo la puerta abierta por si la pequeña Dak se despierta. Me apresuro en lavar mi cabello y en enjabonar mi cuerpo.

     Salgo de la ducha y envuelvo la toalla en mi cabello para luego salir y elegir algo que ponerme. No pongo tanta importancia en la ropa, pero intento elegir lo mejor posible. Antes, en mi época de adolescente rebelde, me tomaba mucho tiempo para elegir que tipo de ropa usar, cómo combinarla y con qué calzado. También pasaba una hora frente al espejo en arreglar mi cabello, siempre estaba pendiente a retocar el color y de un peinado bonito. Ahora con 20 años y una bebé en mi vida, puedo decirles que en lo único que pienso ahora es tomarme al menos media hora para descansar.

     Peino mi cabello y dejo que se seque con el aire natural. No puedo encender el secador porque no quiero que Dak se despierte. Estoy tan acostumbrada a pasar todos mis días y horas con ella que, pensar que estaré en un instituto durante siete horas sin ella, me da un poco de tristeza. No sé cómo reaccionará al quedarse sola con sus abuelos, o sea, mis padres. Ellos son muy buenos con ella, literalmente parecen sus padres también. Se comportan muy bien, tanto con ella como conmigo.

     Cuando quedé embarazada, pensé en todos los problemas que causaría y también llegué a imaginar que sería una noticia catastrófica para mi familia. La verdad, sí fue una noticia pesada, la cual tomó varios días en que se hiciera más liviana. Sin embargo, jamás me soltaron la mano y siempre han estado conmigo, más aún cuando Richard decidió continuar su vida sin mí y sin lo más importante, sin Dak.

     Pasé muchos meses pensando cómo alguien puede seguir con su vida cotidiana sabiendo que hay un pequeño ser en la tierra que es parte de uno mismo. Sinceramente, no me importa que se haya alejado de mí, porque ahora puedo confirmar que no fue una buena pareja ni buen compañero, pero si me hubiera gustado que mi hija hubiera tenido un padre el cual se alegre de tenerla consigo.

     Ahora, realmente no me importa, porque como dice mi familia, puedo disfrutar el amor de Dak solo para mí, ya que todo su amor está dividido en mi familia y sobre todo en mí. Me he encargado de ser cada vez mejor persona y sobre todo, una buena madre.

     Ha tomado trabajo aceptar mi nuevo papel, sobre todo cuando vi que lentamente mi circulo de amistad comenzaba a hacerse más corto con el correr de tiempo. Yo tenía 18 años cuando Dak apareció dentro de mí. Ya no podía salir de fiesta, tenía que cuidarnos. Luego nació, y yo con 19 años, no podía pensar en lo que iba a hacer el fin de semana o con quién iba a salir luego. Era una adolescente que tenía que pensar constantemente en si a mi bebé no le faltaba nada, sí precisaba ropa, si los pañales le alcanzaban, si con tomar de mi pecho le alcanzaba para dormir unas horas o si estaba bien abrigada para que no se enfermara. No me costó ser madre, me enamoré de ella desde su primer segundo de vida dentro de mí.

     Me costó la perdida de personas que creí verdaderas.

    Ahora estoy bien, sola y con el amor más grande que la vida me pudo dar, mi pequeña Dak.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora