25.

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Alexa.

—Al fin sales —tomo el rostro de mi hermano entre mis dos manos y beso su mejilla.

—Estás muy hermosa —sonríe al verme a la cara—. Ya hacía falta ver esa sonrisa.

     Poco a poco, las cosas fueron mejorando. No necesité de un mensaje de Joe ni de mi hermano, solo me necesité a mí. Luego de que Mad volviera a su casa, me miré al espejo y decidí ponerme los pantalones de mi vida. Si yo no lucho por estar bien, nadie lo hará por mí. Además, tengo conmigo a una sola persona que siempre mejora mi estado de humor. 

—¿Seguro estás bien? —Pregunto. Que esté aquí sentado, en la mesa familiar que anteriormente se compartían muchos desayunos, es algo que me sorprende.

     Observo el ambiente y me doy cuenta qué están felices. A pesar de que mi padre es una persona muy callada, lo está observando y solo me basta mirarlo para saber que está contento de tenerlo aquí. Además, mi nariz percibe el mismo olor a café matutino preparado por mi madre.

—Sí, solo bajé a desayunar y a estar un poco con ustedes. —limpia la boca de Dak, la cual está llena de puré de manzana. Me alegro de que por fin volviera a tenerla en brazos—. He pensado muchas cosas estos últimos días.

— ¿Qué clase de cosas? —elevo una ceja.

—Lo tenía todo. Una familia excelente, una sobrina con la cual compartía todos mis días... tenía a Anderson. —sonríe con nostalgia—. No necesitaba el encierro para dejar mi adicción. Necesitaba el encierro para recordar lo que una vez tuve y dejé ir por tomar una ruta equivocada—lo abrazo por detrás—Ante todo esto, tengo muchas cosas que remediar. Hay mucha gente que lastimé, en especial a ti—toma mí mano—Así que, tomándote como fuente de inspiración, quiero remediar las cosas con todo el mundo antes de internarme en un centro de rehabilitación.

     Nos quedamos estupefactos al escuchar las palabras de mi hermano.

—Hijo —mamá camina hacia él con los ojos vidriosos, pero con expresión te total orgullo.

—Pero para poder hacerlo necesito el perdón de todos ustedes. —sonríe. Está feliz con lo que está diciendo—. También necesito el de...

—Yo te llevaré con Ander —me adelanto a terminar su frase. Lo abrazo con mucha fuerza, porque además de no haber recibido uno de sus abrazos en mucho tiempo, estoy demasiado orgullosa de la persona que tengo entre mis brazos.

—Nos haces muy feliz. —escuchamos la voz de mi padre—. En especial a mí.

     Teo le sonríe luego de tragar saliva y también abraza a papá. Dak está allí, observando la situación sin entender nada, solamente estira la mano para seguir comiendo.

—Solo dime cuando quieres ir y...

—Hoy mismo —me interrumpe—. Si es posible, por supuesto.

—Siempre es posible —le guiño un ojo.

     Una vez terminado el desayuno. Me devolví a mi habitación para abrigar a Dak. Es un día bastante frío y falta muy poco para su cumpleaños, no quiero que se llegue a enfermar, mucho menos ahora.

     Anoche hablé con mis padres y estuvieron de acuerdo con cada cosa que planee. Obviamente mi idea en un principio era diferente, digo, yo en mi cabeza tenía un trabajo con lo cual sustentar todo, pero bueno, las cosas no salieron como yo esperaba.

—¿Ocupada? —Teo entra sin tocar.

—No, solo estoy abrigando a Dak. Irá con nosotros a ver la reconciliación de sus tíos porque no tengo quién se quede con ella.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora