27. FINAL.

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Alexa.

—¡Feliz cumpleaños! —Giro mi cabeza al ver a mis padres en la puerta de mi habitación con pequeño pastel en sus manos. Llamo la atención de Dak para que los vea y al ver el pequeño pastel con una vela encendida, automáticamente les dedica toda su atención.

—Ve a darles un beso a los abuelos —termino de acomodar su remera para que, agarrándose del borde de la cama, se aproxime hacia sus abuelos.

     Mamá le acerca el pastel y con la ayuda de los dos, terminan de soplar la pequeña vela. Aplaudimos todos entre risas y solo bastó con que me viera sonreír para que comience a aplaudir al mismo tiempo que nosotros.

     Ver como aplaude y sonríe dejándonos ver sus pequeños dientes, es de las mejores maravillas que mis ojos puede apreciar.

—A ver, mordisco —río, pensando que Dak no respondería a la idea de mi padre, pero para mi sorpresa, la niña entierra su boca en el pastel, embarrandose hasta la nariz de crema. Ella tan feliz saboreando el pastel y yo tan feliz de poder festejarlo con ella—. Salió igual de comilona que el abuelo.

—La madre no se queda atrás —bromeo.

—Iremos a comprar las cosas que faltan. No tardamos —mamá me abraza—. Por cierto, felicidades para ti también.

—¿Por qué lo dices?

—Porque gracias a ti... tenemos felicidad en la casa —le sonrío y le lanzo un beso antes de que salga de la habitación.

—¿Nos damos una ducha rápida y vamos a cocinar con mamá? —Pregunto mientras busco ropa cómoda para las dos.

     Para Dak, tomo uno de sus pijamas y para mí también. Me encanta festejar los cumpleaños, en especial la previa. Decorar y cocinar, son cosas que me encantan. Es muy complicado decorar, cocinar e intentar mantener el orden para que no ocurran accidentes si tengo a una niña de dos años curiosa por la cocina. Así que esta vez en vez de tener dos ojos tendré que inventarme los otros cuatro.

     Opto por dejar la decoración para más tarde, ya que es lo que menos tiempo lleva y para mí, el cocinar me lleva más. No vendrá mucha gente. Parte de los invitados son, mi tía, Mad y espero que Anderson también. No son muchas personas, pero es mi gente, y con eso me basta.

     Apoyo mis manos en la mesada y me detengo un segundo a pensar. Ahora que estoy sola, la casa se siente tan vacía sin mi hermano. Bajar y encontrarlo en estos lados. Estoy segura que me estaría ayudando con Dak, porque de cocina no tiene idea y de decoración menos.

     ¿Qué estará haciendo ahora? ¿La estará pasando bien? ¿Será un día nostálgico para él? No lo sé. No puedo responder todas las preguntas que aparecen en mi mente, porque simplemente no hay respuesta. Somos una familia, y aunque ahora no esté, siempre seremos una familia unida. Me hubiera encantado festejar los dos años de Dak junto a él, con nosotros. Sacando provecho de la hermosa sobrina que tiene, y del enorme amor que le tiene. Parte de su crianza no hubiera sido posible sin él, ya que es como su padre. Sí, en este cumpleaños hay un espacio que no podremos rellenar, pero me consuela que el próximo año, podré disfrutar de mi hermano menor libre de sustancias.

     No debo ver la situación como angustiante. Debo verla como un logro. Hasta el momento, estamos venciendo su adicción. Y estoy segura, que saldrá adelante más por su fuerza de voluntad que por la de todos nosotros. Cuando salga, haré que en cada momento de tristeza y rabia, recuerde por lo que ha atravesado.

     Sonrío al aire y ya. Estoy lista para continuar.

     Comienzo sacando las cosas que necesito, nada más que eso. Quiero evitar el desastre y el desorden.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora