24.

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Alexa.

     Ver mi reflejo en el espejo del baño, es cómo si estuviera viendo una película de terror. Deja a la vista una chica despeinada, con el cabello enredado, los ojos rojos y encapotados. Los labios de un rosa intenso al estar paspados. La tez más pálida de lo normal y con un estado de ánimo, horrible.

     Dejo que Dak juegue en el agua con la que la he duchado. Obviamente, es muy poca y se entretiene mientras estoy sentada en el inodoro con la toalla encima de mi regazo lista, para cuando ella decida salir. Intento estar bien delante de ella, pero por dentro podría llorar veinte días más.

     Mad está en mi cama. Cuando le conté cómo iba mi vida no ha dudado en venir a dormir a mi casa. Su madre... no tengo idea que ha pasado con su madre. No le he preguntado, no quiero saberlo. No quiero otra cosa por la cual sentirme mal. Solamente quiero recostarme y dormir, pero tampoco puedo.

     Han pasado algunos días desde que he terminado del todo con Joe. Lo he bloqueado de mi celular para que dejen de llegarme sus mensajes y llamadas. De esa manera es menos doloroso para ambos, aunque creo que es un poco egoísta de mi parte.  

     Sé que no volveré a encontrar a alguien como Joe.. Ese tipo de personas no se encuentran dos veces, pero estoy eternamente agradecida de haber tenido el placer de coincidir con alguien así.

     Teo está encerrado en su habitación desde hace la misma cantidad de días. Fue su idea, dice que de esa manera sabrá controlar su desespero, pero no creo que sea del todo cierto. Mi hermano necesita ayuda de profesionales y lo confirmo cada vez que grita mi nombre desesperado. Me parte el corazón porque debo tomar a Dak y salir hacia afuera, intentando que ella no se asuste y al mismo tiempo, ignorar sus gritos. Lo cual me sienta fatal.

     En cuanto a mis padres... están peor que antes. Todos estamos de acuerdo en que estar así es una tortura, pero mientras él no quiera tomar verdaderas medidas, nada podemos hacer.

     Espero y ruego que esto con el correr del tiempo pase. Que mi humor y mi ánimo vuelva a la normalidad. Que mi corazón deje de implorar ver a Joe y que me concentre nada más y nada menos que en mi propia hija. Pero a quién engaño, no solo me duele no tener más al chico del que me enamoré, sino haberlo separado de la niña. Porque yo sé que se quieren, sé que se tienen un enorme afecto y esta vez fui yo quien la apartó. Además, es la segunda vez que me encuentro separada de la persona que quiero, y esta vez parece ser mucho más intensa. Esta vez me duele y extraño mucho más.

—Es momento —Mad se acerca a mí mientras visto a Dak—. Nos sentamos afuera, aprovechando que el sol está hermoso.

—No tengo ganas —termino de abrochar el último botón del conjunto.

—Hablamos ayer. Esto te ayudará a despejar la mente y además, es la fiesta de la niña. Ella está por fuera de todos los problemas.

—No he buscado nada aún, pero está bien, tienes razón.

—Genial. Iré a preparar algo para tomar para las tres y las veo afuera. —Sonríe emocionada—. He ojeado un par de cosas y la verdad me gustaron mucho. Te enamorarás de todas las decoraciones que hay.

     Sale de la habitación y tomo a Dak en brazos para ir detrás de ella, pero la pantalla de su móvil se enciende dejando ver una foto de ella y Mike como fondo. Sonrío, a pesar de la intensidad de su madre, no han dejado de frecuentar y al parecer, la cosa va bien.

—¿Necesitas algo? —Golpeo la puerta con el nudillo de mi dedo.

      Espero con ansías la respuesta de mi hermano.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora