19.

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Alexa.

        Mi madre no fue a trabajar. Ha dicho que está enferma y se ha certificado por dos días. Le he comentado que Teo está en casa de Joe y eso por un lado los dejó más tranquilos. Sin embargo, hay muchas cosas que no dejan de preocuparnos.

        Dejo a mi hija con mi madre y salgo hacia la casa de Joe. Me ha pasado la ubicación por mensaje y tanto mi madre como yo estuvimos de acuerdo en que era mejor que Dak quedara con ella. Espero que logre animarla un poco, al menos por un rato, porque estoy segura que hoy nos vamos a enterar de cosas que quizá, agraven más el asunto.

         No presto atención a las calles ni a las personas, solamente camino con el móvil en mi mano sin pensar en que puede pasar alguien y arrebatarlo de mis manos. Pero no ha pasado nada y en menos de veinte minutos, estoy en la puerta de su casa.

—¿En dónde está mi hermano? —Pregunto apenas abro la puerta. Lo dejo un poco pasmado al no saludarlo de la manera en que uno espera, pero ahora mis problemas es más importante que eso y me da miedo que esto empiece a interponerse en nuestra situación.

—Tranquila, ven. —Me hace signo de silencio—. No hay nadie en casa más que él y está durmiendo.

—Lo despertamos, no hay problema.

—No lo vamos a despertar. Dejaremos que se despierte solo, que mire en dónde está y con quién. Que razone lo que hizo y cómo llegó aquí —suelto un suspiro y me estrecha entre sus brazos. Cierro los ojos en su pecho y respiro su perfume.

—Te extrañé —se despega un poco de mí.

—Yo igual, preciosa. Ven —toma mi mano—. Tu hermano está dormido en mi habitación porque mi madre me ha hecho un problema enorme al ver su estado. Pero yo me dormí en el sofá.

        Nos sentamos en el sofá, bastante juntos. No he tenido una buena noche y no es difícil de ocultar. Estoy pálida, con unas ojeras de color casi gris y en el ojo derecho tengo un derrame seguramente por no dormir bien y estar pegada a la pantalla del celular. Realmente me siento la persona menos atractiva en este momento pero Joe sigue mirándome como si fuera la persona más hermosa y eso me hace sentir mucho mejor.

        Apoya su mano en mi muslo y se acerca a mí besándome con mucha ternura. Respondo al beso dejando mi mano entre su cuello y nuca. Es el antídoto para todos mis problemas y me siento tan bien con él que es casi imposible negar que me esté enamorando de la persona que tengo sobre mis labios.

        Lleva su mano un poco más abajo y me despego de él un segundo. Nuestras miradas son fijas en la otra. Estamos más que conectados, no hace falta decir nada con palabras, nuestros ojos ya lo dijeron todo. Vuelve a besar mis labios pero esta vez con más intensidad. Sus besos dejan de ser encima de mi boca y pasa a besar mi mandíbula para luego bajar hacia mi cuello. Por un segundo me tenso haciendo que se vuelva a separar de mí, pero enseguida lo atraigo. Me recuesto en el sofá mientras quita su remera. Aprovecho para ver un tatuaje en la parte de sus costillas y sonríe al ver que estamos viendo lo mismo.

—Soy fan de este —da un beso en el tatuaje que tengo detrás de la oreja. Tengo varios tatuajes, siempre me gustaron y si fuera por mí, me haría más.

     Se recuesta sobre mí dejando un poco de su peso en sus brazos. Quito mi blusa con su ayuda y enseguida rosa mi parte baja con la suya. No sé cómo describirlo, pero no siento como si esto fuera algo solo de mi parte, sino de los dos. No hablo de una simple calentura, hablo del amor y la ternura que sentimos los dos. Sus caricias y sus besos son muy suaves. Me acaricia con mucho cuidado y eso me vuelve loca. Llevo mis manos al borde de su pantalón de pijama y él se aparta para terminar de quitarlos, pero la voz de mi hermano interrumpe todo el momento.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora