4.

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Alexa.

        Al dar mi primer paso en el instituto, observo como todos voltean a mirarme. No hay ninguna mirada que me diga que hice algo malo, pero si me miran y soy consciente de que lo hacen solo conmigo.

—¡Hey! —Mad pasa su brazo por mis hombros. Camina junto a mí, mientras mastica un chicle. Aunque agradezco su presencia, eso no ha hecho que las personas me quiten la mirada de encima.

—¿Debería preguntar por qué todos voltean a verme? —Volteo a verla con ojos achinados. 

     Gracias al viento que entra de las enormes ventanas, mi cabello se mueve hacia atrás, dejándolo un poco más desarreglado de lo normal.

—Los chismes aquí son muy frecuentes y se expande como virus —no presto atención a que los alumnos ya están entrando a sus respectivas aulas.

—¿Qué chisme se ha vuelto viral sobre mí? Porque no puedes decirme que no es sobre mí.

—Ayer varios te vieron con una beba en brazos y la gente alucina. La gente aquí piensa que podría ser tu hija. Ya entraron todos —señala el aula.

—No es un chisme —eleva una ceja—, es mi hija y no tengo problema en decirlo. Lo que me da problemas es seguir conviviendo con gente tan inmadura en esta etapa de mi vida.

—¿De verdad esa niña es tu hija?

—Sí, no tengo porqué mentir. De hecho no tendría sentido que mienta con algo así. ¿No te parece? 

—Wow, relájate —lleva su mano a mi hombro—. Ninguna amiga mía ha sido madre, pero me gusta experimentar cosas nuevas. —Hago cara de molestia ante lo que dijo—. Vamos, es broma. 

—Qué bueno, porque...

—Disculpe, ¿usted es Alexa Brook? —Volteamos a ver a la persona de dónde proviene esa voz.

—Sí, soy yo.

—Te estaba buscando. Necesito hablar contigo. —Sonríe ante mi cara de confusión—. Soy Elisa Miller, la directora de este instituto.

        Genial... lo que me faltaba.

       Mad se encoge de hombros. Muestra una actitud referente a que está acostumbrada a este tipo de cosas, pero a mí en todos mis años estudiantiles solo me han llamado una vez, y creo que fue en octavo grado. No está bueno, sobre todo porque tendré faltas que serán justificadas pero sabiendo que fue por estar en dirección.

—¿Para qué me busca? —Pregunto mientras tomo asiento. No dejo ni que termine de sentarse, apenas cerró la puerta cuando hablé.

—Tranquila, solo quiero aclarar algunas dudas. —Toma asiento. Es una mujer joven—. Como verás, ser directora de un instituto requiere de mucha concentración y trabajo. Tienes que estar constantemente atenta a lo que pase, porque toda injusticia o reclamo provenientes de jóvenes alumnos o sus padres, se trata aquí dentro.

—No entiendo. ¿Qué es lo que quiere decir? —Me remuevo en el asiento.

—Se ha corrido una ola de chisme. Esto suele pasar muchas veces y usualmente no le ponemos atención, a no ser que la cosa se agrave o que alguien comience a sentirse mal respecto a eso. Pero creo que sabes a lo que me refiero.

—¿Quiere preguntarme sobre si tengo una hija o no? 

—No lo quería decir tan directo, pero me gustaría hablar sobre eso, ya que eres una muchacha joven. 

—Mire... sí, fui madre adolescente. Soy una madre joven que se hace responsable de su hija todos los días de su vida. ¿A qué quiere llegar con esto? Porque que yo sepa, no tuve ningún mal comportamiento como para estar aquí.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora