Alexa.
—¿Y? —Pregunta antes de que lo abrace en completa emoción.
—¡Salió mejor de lo que esperaba! —Sonrío—. Dijo que me llamarían en la semana, pero por su cara, siento que me he quedado con el empleo.
—Felicitaciones, preciosa —me llena de besos. Literal, me da como cinco besos seguidos—. Te dije que podrías.
—Deberías felicitarte a ti. Eres tú quién me ha ayudado. —Tomo su rostro entre mis manos—. De verdad, gracias.
—Me llama la atención que todavía no entiendas que no lo hago para que me agradezcas. Me nace hacerlo, por ti y para ti —baja la mirada a mi boca y luego vuelve a subir la mirada a mis ojos—. Y para Dak.
Contemplo sus brillantes ojos, fascinada. Es tan buen chico, tan buena persona que, ni cuando estamos solos, es capaz de dejar de lado a mi niña. Acaricio su mejilla con dulzura.
—¿Cómo ha reaccionado tu madre? —Pregunta, mientras me coloco el casco de seguridad.
Me encojo de hombros antes de responder.
—No he hablado mucho con ella. Todavía sigo sin comprender su actitud ante nosotros, pero con quién si he hablado, es con mi padre. Se lo ha tomado bien.
Hablo antes de que encienda la motocicleta. No soy partidaria de hablar mientras la moto va en marcha, porque al estar con el casco y a velocidad, no escuchas a la otra persona a menos que hable fuerte. Lo cual provoca que lo que tú escuchas a nivel "normal", para las otras personas que van en las calles o en coche, estamos gritando. Por esa misma razón, Joe se mantuvo en silencio todo el viaje, pero cuando finalmente llegamos a mi casa, su expresión facial es la misma a una persona que está pensando en exceso.
—¿Joe?
—Quiero pensar una razón por la que tu madre no me acepte, pero no la encuentro —frunce el ceño.
—Sé que parece, pero mi madre no es mala, Joe.
—No, no digo que lo sea. Pero quiero pensar una manera de poder llevar una buena relación con tu madre —hago un gesto afirmativo con la cabeza. Realmente lo entiendo.
—Es normal que esté preocupada. Ya he hablado con ella y, aunque no fue de la mejor manera, me dijo que no quería que vuelva a pasar lo mismo.
—Pero es que no va a pasar lo mismo —frunce el ceño—. Sería algo tan bajo meterme con una chica y con su hija solamente para divertirme un rato. Es que, me da asco de solo pensarlo, Alexa.
—El miedo queda, Joe, y no es porque seas mal chico. De verdad, dale tiempo. Nosotros apenas estamos comenzando esto, no sabemos cómo va a resultar ni cómo reaccionará tu familia al enterarse que ya tengo una hija... vayamos despacio. Nadie nos corre.
Volteamos la vista hacia la casa. Por la ventana de la sala de estar podemos visualizar a Teo. Está sentado en el sofá mientras que con una mano mese a Dak en su coche. Obviamente, esta está durmiendo, pero lo que llama mi atención es mi hermano. Pensé que Ander vendría, como siempre lo hace.
—¿Cómo están las cosas entre Ander y tu hermano? —Pareciera que Joe lee mis pensamientos.
—Están bien, pero no como antes —dirijo la mirada hacia él, quién me acerca a él pasando un brazo por mis hombros. Su perfume inunda mis pulmones y si bien en otro momento me hubiera alejado por el fuerte olor, ahora no me molesta. Envuelvo su cintura con mis brazos hasta que en un momento subo la vista a su rostro. Lo tomo desprevenido, por lo que no me corresponde la mirada. Observo todo su rostro como por milésima vez desde que nos conocemos y me doy cuenta de que está pensando algo—. ¿Qué ocurre?—Baja la vista a mis ojos.
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Cenizas de un amor. ©️
Romance#DestacadaEnFiccionGeneral2021 «Ámate, respétate y relájate; Cupido no se ha olvidado de ti.» Un embarazo, siempre es noticia sorpresa. Abandonada por su pareja, rechazada por su círculo social y juzgada ante la sociedad, Alexa piensa que jamás volv...