9.

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Alexa.

—No te creo —Joe estalla en risas ante las anécdotas de mi tía. Es muy joven y le encanta salir de fiesta con sus amigas. Siempre tiene una historia que contar, además de ser la persona que más nos ayudó cuando se enteró que estaba embarazada de Dak. Nunca me ha juzgado y la quiso desde el primer momento.

—De verdad, aunque no lo creas —ríe en camino hacia la cocina.

     Desde que entramos a su casa ni siquiera ha preguntado quién es Joe o que intenciones tiene. Lo trató como si lo conociera de toda la vida y me ha mirado varias veces, creo que se dio cuenta que me gusta y demasiado. Se ha reído montones cuando vio el peluche que Joe le regaló a Dak, quién en ningún momento suelta.

—Le ha encantado —cambio de tema y señalo a mi niña. Está sentada en la alfombra jugando con el peluche. Bueno, jugando no, más bien lo aprieta por todas partes, pero le ha encantado—. Al menos ahora no tomará mi maquillaje.

—¿Se maquilla? —Pregunta, sorprendido.

—No, pero le gusta destruirlo.

—Bueno, pensemos que hubiera sido peor que te escriba las paredes —lleva su mano a mi pierna inconscientemente.

—¡Pero lo ha hecho! Tuvimos que pintar mi habitación porque era su lugar de arte —suelto una risa al recordar.

     Desvío la mirada de su cara y miro a mi tía, quién me mira con una sonrisa por alguna razón. Joe aún mantiene la mano en mi pierna pero por unos pocos segundos, porque luego se va a sentar con Dak.

—Tengo que tintar mi cabello —hablo a mi tía—. Lo tengo completamente descolorido. Estoy harta de tener que pintarlo varias veces.

—Entonces no lo hagas más.

—No quiero quedar completamente rubia —Joe levanta la vista. No soy rubia natural, solo que para llegar al tinte, tube que decolorar.

—Negro te quedaría bien... bueno, todo te queda bien —se encoge de hombros y devuelve su atención a Dak. Mi tía y yo intercambiamos miradas pero no decimos nada.

—Lo acompaño en eso, creo que te quedaría muy bien y no tendrías que preocuparte por tintarlo tan seguido. Además, lo recuperarías un poco y dejaría de estar tan dañado —asiento. Tiene razón.

—Entonces, si traigo la tinta... ¿puedes hacerlo tú? 

—Por supuesto.

—¿Te molesta si te dejo a Dak unos minutos? Iré a la farmacia por ella. 

—No, yo voy. No te preocupes —se levanta y toma a Dak de la mano—. Me la llevo, pero caminando.

     Es muy dulce de parte de Joe que se ofrezca a dar un pequeño paseo a la pequeña.

—No sé si querrá...

—Creo que sí —reímos al ver como Dak estira su mano hacia la puerta. Ha creado una gran confianza con Joe... y no sé qué tan bueno puede ser.

     Esperamos en silencio hasta que Joe salga de la casa de la mano de mi niña para hablar entre nosotras.

—Conozco esa mirada —mi tía se aproxima hacia mí revoleando una espátula. Está preparando el almuerzo y no solo eso, sino que está preparando favorito, lasagna—, pero esta vez la veo más intensificada... ¿tengo que enterarme de algo?

—Nada —sonrío reflejando los nervios que inundan mi cuerpo—. Solo me gusta el vínculo que se está formando entre ellos dos.

—Entiendo pero... creo que las dos estamos de acuerdo en que si no es alguien especial para ti, no dejarías que se forme un vínculo así. ¿O me equivoco? —Me encojo de hombros.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora