Alexa.
Aprovechando que Joe sigue abajo con Dak, subo hacia mi habitación para cambiarme el pijama, arreglar un poco la cama, barrer y peinarme el cabello. Debo decir que gracias a la decoloración que tenía anteriormente lo tengo muy estropeado. Me estresa un poco verlo tan dañado, pero la única manera de recuperarlo es cortándolo y no estoy segura de semejante decisión.
Tomo el móvil y lo guardo en mi bolsillo trasero. Como no me han llamado de la entrevista, tengo que gastar lo último que me queda de lo que me dan mis padres. Tengo que gastarlo en pañales y toallitas, ya que no hay suficientes para solventar a Dak. Todo va bien, realmente no tengo mucho problema en ordenar a las apuradas, el único problema es que el dinero no está.
Abro el cajón aún más, provocando que este se salga de lugar. El dinero no está ahí. Pienso que pude haberlo guardado en la otra mesa de luz, pero no. También busco en los cajones del armario y no lo encuentro. Definitivamente no tengo el dinero y no me lo he gastado, así que solo una persona se me viene a la mente.
—¡Teo, ábreme la puerta! —Doy varios golpes de forma desesperada.
Mi hermano la abre tan de golpe que me vi obligada a detener los golpes en seco, porque de la otra manera posiblemente le hubiera atinado algunos en el rostro.
—¿Quieres dejar de golpear la puerta de mi habitación como si fuera un saco de boxeo? —Contesta tajante.
Tiene mala cara, está pálido y ojeroso. Sus ojos están rojos y sus pupilas dilatadas. No quiero pensar en si ha estado llorando o lo que sea que estuviera haciendo, solamente vine por una cosa y no me quedaré a más.
—No voy a repetírtelo dos veces, así que quiero que me contestes por qué carajos tomaste el dinero de mi habitación —me adentro a su pieza sin ningún permiso. Este la cierra rápidamente, seguramente para que nadie que estuviera en la casa escuchara.
—No tengo idea de lo que estás hablando. —Voltea a verme como si estuviera loca—. ¿Estás bien?
—¡No me trates como si estuviera alucinando, Teo! —Exclamo cansada—. Dime en dónde está y si lo tienes aún.
—¡Que yo no le he tomado!
—Yo no me lo he gastado. Sabes perfectamente que ese dinero es utilizado para comprar las cosas de Dak, así que te pido por favor que si lo tienes, me lo devuelvas —cierro los ojos. Siento mi corazón latir y mi pecho agitarse, necesito tranquilizarme.
Me contempla en silencio con los brazos cruzados. Comienzo a sentirme culpable, siento que me he equivocado, pero deseo que sea cierto. Deseo haberme equivocado a pesar de que me convertiría en la peor hermana del mundo por haber desconfiado así de él.
Sin embargo, camina hacia el mueble que contiene un cuadro familiar. Estamos los cuatro, antes de que Dak naciera. Pero en su mesa de luz hay uno de Dak cuando apenas había nacido. Algo que siempre vamos a recordar y que nos da mucha gracia es que Dak parecía una mini bola. Era muy gracioso.
Me tiende la mano, confirmando que mi desconfianza era correcta. Muerdo mi labio inferior mientras tomo el dinero de su mano. No tiene rostro para mirarme a los ojos, por eso opta por mirar al suelo. Mis ojos se empañan, dificultando ver con claridad. No sé si tengo ganas de llorar por tristeza o por la rabia que siento en este momento. Jamás hubiera pensado que Teo llegaría a este punto.
—Esto es increíble. —Hablo con mucha decepción. Mi hermano me toma de la mano al mismo tiempo que comienzo a caminar hacia la puerta para largarme—. No me toques, Teo —me suelto de su agarre y salgo de la habitación.
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Cenizas de un amor. ©️
Romance#DestacadaEnFiccionGeneral2021 «Ámate, respétate y relájate; Cupido no se ha olvidado de ti.» Un embarazo, siempre es noticia sorpresa. Abandonada por su pareja, rechazada por su círculo social y juzgada ante la sociedad, Alexa piensa que jamás volv...