8.

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Alexa.

—¿Entonces no sales con nadie? —Niega. Dak se ha quedado dormida encima de su falda.

—En este momento no. Creo que prefiero estar tranquilo.

—Entiendo... oye, hablando de todo un poco. ¿No tienes que ir a trabajar?

—Me han corrido del trabajo. —Me sorprendo ante sus palabras—. A veces las personas piensan que pueden tratarte como quieren solo por tener un estatus social más elevado que el tuyo. Si te soy sincero, si necesito el trabajo, pero no porque necesite trabajar tengo que aguantar a que me traten mal y que me paguen dos pesos —algo nuevo, tiene carácter.

—Tienes razón en lo que dices pero, ¿qué piensas hacer? Te tomaste el trabajo de conseguirme una entrevista laboral el lunes, pero no te tomaste el tiempo de hacerlo para ti. 

—Bien o mal, tú lo necesitas más que yo. Me las arreglaré, sé hacer muchas cosas y las cosas que no se hacer me las aprendo. No soy de quejarme mucho, solamente cuando ya se pasan de listos. Algo encontraré, y si no, me las voy a arreglar.

—Joe...

—Tienes a la pequeña, Ale. No puedes decirme que no lo necesitas. No te preocupes por mí.

—Bueno... sabes que cualquier cosa que necesites puedes venir o hablarme —estira su brazo y lo pasa por alrededor de mis hombros. Me acerco a su pecho y apoyo mi cabeza en su hombro.

—Sé que sí, al igual que tú.

—¡Alexa! —Me separo sobresaltada ante el grito de mi madre. Volteo a ver a Joe un poco apenada, pensando en mis adentros que lo invitaría a pasar. Lo cual, si te detienes a pensarlo sería lo normal. Sin embargo, sucede todo lo contrario—. Deberías entrar, no es sano para la niña estar afuera a estas horas.

     Conectamos miradas, mi cara solo muestra fastidio ante la mala actitud de mi madre y la de él simplemente muestra una sonrisa, como si le hubiera hecho gracia que mi madre hablara en mal tono. 

     Su sonrisa termina de conquistarme, así que no tardo mucho en devolverle exactamente el mismo gesto.

—No te preocupes, vengo a verlas mañana. —Habla frente a mi cara—. Por cierto, iré por los chicos, le diré a Mad que diga que tuviste que quedarte con la pequeña.

—¿De verdad no es problema?

—Para nada —se levanta con cuidado y me tiende a la niña.

—Bueno, entonces te espero mañana —hablo mientras acomodo a Dak en mis brazos.

—Sí, espérame —guiña un ojo antes de acercarse a su motocicleta.

     No le aparto la vista hasta que me lanza un beso y la enciende. La verdad, me olvidé completamente de un detalle importante gracias a estar completamente concentrada en Joe.

—Alexa, estoy esperando a que entres —me es imposible no poner mala cara.

—¿Por qué te comportas así? —Pregunto, caminando hacia ella.

—Porque ya conocí la linda historia en la que te cautivan, te endulzan el oído, tienen lo que quieren y luego se van. En este momento no estás para esas cosas porque primero tienes una hija y no tengo ganas de volver a pasar por lo mismo —bien, sus palabras me sorprenden.

—Que hermoso, no sabía que pensabas que jamás voy a encontrar a alguien que me quiera de verdad —paso por su lado evitando su contacto. Estira los brazos para tocar a Dak pero se la quito de su alcance.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora