15.

469 64 13
                                    

Alexa.

—¿Quieres comer algo? —Asomo mi cabeza por la puerta.

        Mi hermano no ha contestado las llamadas ni los mensajes. En todo momento su móvil dio en buzón, pero de igual manera seguimos intentando una y otra vez. Lo llamé, Ander también y luego Mad, quién ha venido a las ocho y hasta ahora, mi hermano no ha vuelto. Quisiera no estar preocupada y tomarlo como que en algún momento vendrá, pero lamentablemente siento que algo no está bien.

—No, muchas gracias —contesta.

        Hago una mueca y me adentro a la habitación. Cierro la puerta con lentitud y me siento a su lado, pasando mi brazo por sus hombros y haciendo que apoye su cabeza en el mío. No digo nada, ya que honestamente, no sé qué decirle.

—Ni siquiera sé cómo reaccionará al verme aquí —acaba con el silencio.

—Mi hermano te quiere, Ander. Eres más que un simple novio para él. 

—Teo es muy importante para mí... me siento raro con que me ponga de excusa. No me gusta, no se siente bien.

—Todavía no sabemos las razones. No es bueno que saquemos nuestras propias conclusiones, Ander. Tendemos a imaginarnos mucho la mente y las cosas no siempre son tal cual las pensamos.

—Cometí un error... aquella vez —recordamos la enorme discusión que tuvieron—. No me sentí bien al reaccionar así. Me costó mucho tiempo volver porque tenía miedo de que me mandara a volar. Yo lo hubiera hecho. Pero tu hermano desde hace algún tiempo, ya no es igual.

—¿Hablas del mensaje a su ex? —Pregunto. Se aleja de mí para poder verme a los ojos.

—Teo me oculta mensajes. Cuando desbloquea el móvil siempre se pone en una posición en la que yo no pueda ver y... vamos, en todo el tiempo que llevamos como pareja, jamás nos revisamos los celulares. Porque los dos somos lo suficientemente maduros como para hacerlo, pero al mismo tiempo siento que hay algo que no quiere que vea.

—Y revisaste el móvil —confirmo por él.

—Fue ahí cuando encontré los mensajes. Me enojé muchísimo porque pensé que se aburrido de mí. Obviamente, cuando hablamos me disculpé y entendí que no era lo que yo creía... al menos en ese entonces.

—¿Sigues sospechando de que tiene a alguien más? —Se encoge de hombros.

—No voy a dar por sentado algo que no sé. Pero por más que quiera seguir adelante, Teo cada vez aumenta más mis inseguridades. Alexa, sé que es tu hermano, pero si tiene la necesidad de poner mi nombre de excusa para salir... la verdad es que no sé qué pensar,

—No creo que esté viendo a alguien más —revolea los ojos—. ¡De verdad! No lo digo porque sea mi hermano, sino porque la actitud de hoy no fue precisamente como si fuera a ver a alguien más. Teo estaba muy descolocado, hasta miedo me dio —frunce el ceño.

—¿Qué dices?

—Que sea lo que sea, no tiene que ver contigo. No quiero que pienses eso continuamente.

        Beso su mejilla y salgo de la habitación. Mad no está tan preocupada como nosotros, pero si demuestra estar atenta a la situación.

—¿Cómo está? —Pregunta. Está recostada junto a Dak, quién está sentada en la cama, en pañales y mordiendo un pedazo de pan.

—No muy bien, la verdad —tomo asiento entre ambas, pero acaricio la manito de mi niña—. Cree que está viendo a alguien más.

—Todo esto es muy raro, Ale. No es que te quiera dar malas ideas de tu propio hermano, pero la verdad es que no está teniendo una actitud normal. —Quita el móvil de su oreja y me deja ver la pantalla—. Le sigo marcando y aún lo tiene apagado.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora