20.

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Alexa.

     Si está a tiempo de arreglar las cosas con Anderson, no entiendo por qué prefiere sufrir y dejarlo ir. Una relación como la de ellos es muy difícil de conseguir. No estoy de acuerdo en que los dos decidan dejarse y mucho menos en si mi hermano sepa la clase de persona que está perdiendo.

—Todavía estás a tiempo de arreglar las cosas —lo sigo desde atrás, con Dak en brazos.

—No merece esto, Alexa. —se gira, ya con expresión de cansancio—. ¿Tú has visto lo que es Anderson? Ese merece todo, menos esto.

     Se mete a su habitación y escucho el "click" que hace la cerradura al trancarse, así que dejo a la niña en el suelo, dejando que se apegue a mis piernas. Aprovecho ese momento de descanso para apoyar mi cabeza en la puerta.

—Joe quiere que conozca a su madre —cambio te tema. 

     Quiero aprovechar este lapso de tiempo que tenemos para hablar, así, tranquilos, porque no sé cuándo le de él arranque nuevamente y comience a tratarme como si fuera basura.

—Tienes que ir —siento su voz detrás de la puerta.

—Tengo miedo.

     El silencio proveniente de su parte hace que me cuestione sobre si de verdad esta escuchando. Pero el sonido que hace una cerradura al abrirse, hace que la sangre vuelva a recorrerme.

     Apoya la cabeza contra el borde de la puerta y toma la manito que Dak le tiende. Se me queda viendo con mucha fijación, cómo si de alguna manera, quisiera transmitirme la seguridad que claramente, no tengo.

—Vales mucho más de lo que crees y... todavía me cuesta entender cómo no lo sabes. Su madre estará agradecida con la vida por haberlo encontrado con una chica como tú y no lo digo porque eres mi hermana. Porque además de lo hermosa que eres, tienes un enorme corazón. 

     Me abalanzo hacia su pequeño cuerpo y lo arropo entre mis brazos. Sentir a mi hermano y su aroma al mismo perfume desde hace años, era algo que me hacía falta. Sonrío al sentir como me rodea con los suyos, un poco más tarde, pero lo hace.

—Necesitaba que me dijeras eso —digo sobre su hombro.

— A pesar de todo, jamás me iré de tu lado.




Mientras Dak juega en la bañera, espero a que Joe llegue a la casa. Mi madre no ha salido de su habitación ni para ir a buscar agua, todavía no ha recuperado su humor y comienzo a dudar si en algún momento lo supere. 

     Se puede escuchar levemente la música que viene desde la habitación de Teo. Hace mucho tiempo no lo hace, desde incluso antes de habernos enterado de su adicción. Quizá sea su terapia de distracción, quizá le sirva, la verdad es que no tengo idea.

—Pensé que no ibas a venir. —Digo aún en el baño. Joe está parado en la puerta con una remera sin mangas y un jean negro. El casco de su motocicleta está colgado en su brazo izquierdo—. ¿Quién te ha abierto?

—Tu hermano, iba a la cocina cuando me vio en el portón de tu casa. —Besa mis labios y toma a Dak, quién ya está con el pañal puesto—. ¿Puedo elegir su ropa?

—La ropa está encima de la cama.

     Me hago a un lado y observo a Joe mostrando la pequeña blusa a Dak. Me causa mucha ternura.

— ¿Cómo están las cosas? —Toma asiento en la cama, con la niña a un lado.

—Más o menos. Ha tenido una discusión muy fea con mi madre, pero al mismo tiempo tuve la oportunidad de hablar algunas cosas que no he podido hacer con nadie —estira su brazo indicando que me siente a su lado.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora