18.

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Alexa.

De tanto hablar con Ander se me ha pasado el horario, por lo que estoy volviendo a casa bastante tarde. Ya ha oscurecido pero no al punto de no ver nada. Las luces de las calles están encendidas y se pueden ver algunos que otros coches pasando por las calles. Me siento un poco irresponsable por andar tan tarde con mi niña en brazos, pero en vez de quejarme tengo que apresurarme.

Ahora que he hablado con Anderson, no tengo idea de qué manera sobrellevará la situación mi hermano. Es decir, ahora estoy segura que el da igual, porque últimamente todo lo hace. Pero con el correr del tiempo, no estoy tan segura que se le haga ligero no tenerlo más con él. Sobre todo porque Ander te cautiva a la primera. Su sencillez, su simpatía, su sonrisa y sus chistes.

     Literalmente hablando, Anderson es la persona más tierna, buena y simpática que hay. Por esa misma razón me duele que haya decidido alejarse de mi hermano, pero siento más molestia ante mi hermano.

—Lamento llegar tarde —cierro la puerta. Mis padres están en el sofá y sorpresivamente, mi hermano en la mesa.

—No te preocupes. Me ha dicho tu hermano que has llevado dinero para comprar los pañales de la niña —mi madre me ve confundida al ver que traigo las manos vacías.

—¿Qué? No, claro que no. —Dejo a Dak en el suelo—. ¿De qué dinero habla?

—Del dinero que tomaste de mi habitación. Me llamó la atención que no me avisaras, pero no lo entiendo —se levanta desconfiada. Mi padre quita la vista del televisor y mira a mi hermano.

—No he tomado ningún dinero. Ni siquiera he traído conmigo las cosas —comienzo a indignarme por la mentira de mi hermano.

—Yo solo he dicho lo que he visto. Por ahí se gastó el dinero en otra cosa —mi hermano levanta los brazos en forma de defensa.

—¿Y por qué mejor no le cuentas el dinero que me robaste de mi habitación para comprar tus porquerías?

Ahí vamos, discusión otra vez... yeeeei.

—¿Qué has dicho? —Mamá nos mira a ambos.

—Que esas porquerías le están pudriendo tanto el cerebro que tuvo el coraje de ir hacia mi habitación y tomar el dinero que guardo para Dak. Me encantaría que muestre la misma valentía que tuvo para robarme y diga la verdad. ¿O qué? ¿La valentía te viene de a ratos?

—Teo. ¿Has tomado el dinero de mi habitación?

—Claro que no. No he salido de mi casa —niego.

—Eso no tenemos cómo comprobarlo porque yo me he ido de casa mientras mis padres no estaban.

—Lo único que estás haciendo es empeorando las cosas con tus mentiras, Teo. Mejor dime la verdad y terminemos con esto de una vez. Resolvamos esto como adultos.

—No voy a quedarme a ver como intentan no darle la importancia que se merece el asunto. ¡Tan solo mira al punto que ha llegado! Te ha quitado dinero a ti y me ha quitado dinero a mí. Ni siquiera Ander quiere estar a su lado, por el trato asqueroso que tienes con él. Te quedarás solo y lamentablemente yo no me voy a quedar para ver que eso se cumpla.

—En primer lugar no te metas en mi relación y en segundo lugar, mejor vete de esta casa. Hazte responsable de una vez y vete, porque cuando necesitas que cuide de la niña no tienes ninguna queja de mí.

—Sí, pero no eres la misma persona que eras en ese momento. Por esa misma razón y para tu desgracia, el encargado de cuidar a mi hija será Anderson, no tú —muerde su labio con rabia y toma de mi brazo.

Cenizas de un amor. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora