- Minimizan sus pecados, huyen del castigo..
Dos Historias, una chica con un secreto y un chico misterioso con un nombre fuera de lo común.
Solo la busca por diversión, o ¿eso cree el?
Al final...
Por más que quieran separarse son destinados a es...
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Post; Lucifer
Regrese al hospital, algo en mi decía que lo hiciera. Al momento de entrar a ese edificio, sentía la presencia de él, ¡no puede ser!
Corrí, corrí lo más rápido que pude, y estaba apuntó de llegar a la habitación donde se encontraba Elisa, cuando una enfermera se interpuso en mi camino, con sus dos manos sobre mi pecho, me empujaba hacia atrás...
─ Señor, aléjese.. ¡No puede entrar! Vallase por favor... ─ decía una y otra vez esa enfermera que tapaba mi entrada.
─ ¡Elisa, Elisa! ─ gritaba.
─ Le aplicamos un fuerte sedante, despertará hasta mañana. ─ explicó. ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! MIERDA.
Esta mujer no podría conmigo, no claro que no. Me estaba desesperando, no podía deshacerme de ella, no podía eliminarla así como así, no me quedaría más opción que...
Sentí el enojo correr por mi cuerpo, la sangre me empezaba a hervir, no podía controlar la ira, era inestable, tenía acumulado todo lo malo en mi, me controlaba por Elisa, pero...
Y entonces vi el miedo en los ojos de esa enfermera, que aún seguía tapándome el paso, un gruñido escapó de lo más profundo de mi garganta, aquella mujer respingo y alejo sus manos de mi cuerpo.
─ ¡NO ME DIGA, QUE HACER! ¡QUITESE DE MI CAMINO! ─ le grite, mi voz era dura, rasposa... fuerte, la mujer se estremeció, gritó y salió corriendo de aquel lugar, al fin liberando mi paso.
Me adentre a su habitación, oscura y fría. La poco luz de la luna entraba por aquella ventana a un lado de su cama, iluminando su hermoso rostro, me acerque poco a poco, y la contemple ahí dormida sin moverse, solo su pecho subía y baja por su respiración pausada y lenta.
Cuando llegué junto a ella, la contemple aún más, ahí dormida estaba hermosa. Acaricié su mano, su piel tersa, suave. Me agache un poco sobre ella, llevando mi rostro a su cuello, olía increíble, delicioso, como una brisa fresca en otoño.
─ Elisa... ─ murmure muy bajo cerca de su oído. ─ Elisa... ─ la volví a llamar, pero no obtuve respuesta de su parte.
No me quedaría de otra que ir a buscar aquel miserable, ¿Qué le abría hecho, para que tuvieran que tranquilizarla con un sedante?
Pero no quería volver a dejarla, mejor me quedaría esperando a que abriera sus ojos, que despierte aunque me dé el amanecer a su lado, no me importaría encontrarme con su madre por la mañana, es hora de enfrentarlos. Deben de saber que estamos juntos, aunque no me importaría eliminarlos de una vez por todas si no lo aceptan.
"Sería muy divertido, pero no, son la familia de Elisa, aunque sean una mierda", bufé.
Me senté en aquella cama, o sofá... Bah lo que sea, y esperaría hasta su despertar.
