- Minimizan sus pecados, huyen del castigo..
Dos Historias, una chica con un secreto y un chico misterioso con un nombre fuera de lo común.
Solo la busca por diversión, o ¿eso cree el?
Al final...
Por más que quieran separarse son destinados a es...
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Post; Elisa
Después de que Lucifer saliera de mi habitación, me metí en la cama. Tapándome totalmente, escondiéndome, no quería hablar ni pelear con nadie.
Pero al parecer a la persona que nos interrumpió, no le importo que no le contestara, abrió la puerta sin ningún permiso mío y se adentro a molestar.
Era mi madre.
─ Elisa, se que estas despierta─ dijo con voz dura. ─ así que explícame, ¿como esta eso, que ese chico tatuado y con esa pinta es tu novio? ¡Y aparte con ese horrible nombre!
Me destape, y la mire enojada, si enojada.
─ ¿Porqué lo juzgas sin conocerlo? ─ le pregunté, regresándole el mismo tono de voz que uso al dirigirse a mi.
─ Conozco la clase de chico que es, con solo verlo mi amor. ─ mi madre endulzo su voz, hablándome como una niña chiquita, se acercó más a mí, sentándose a una orilla de la cama. ─ e tratado con ellos durante años, solo no quiero que te lastimen, ya has sufrido demasiado.
─ Conmigo, es diferente.
Mi madre, al ver que no conseguía nada con sus palabras de "experiencia", suspiro. Y me miró por última vez antes de levantarse y dirigirse hacia la puerta, al parecer rendida. Antes de salir, mencionó:
─ Solo dile, que valla presentable.
Y salió de la habitación.
La tarde la pasé atada a la cama, los dolores eran cada vez mayores pero eran gracias a mi terquedad, de no moverme.
Al llegar la noche, Lucifer volvió a visitarme. Esta vez me comunico que vendría solamente por las noches, según él a cuidarme, se veía tenso, enojado y ansioso. Cada vez qué preguntaba sobre qué le pasaba, desviaba el tema. Algo lo tenía asi y era obvio que no quería contarme nada.
Antes de quedarme dormida, le comunique la petición de mi madre...
─ Era mi madre, la que nos interrumpió por la tarde. Trata de convencerme que no eres apropiado para mí. ─ le conté, mientras tanto me tenía abrazada, acostados sobre esa cama que cada momento me gustaba más, mi espalda pegada a su pecho, nuestras piernas entrelazadas y su brazo descansando bajo mi cabeza, sentía su respiración en mi cuello, acariciándome. ─ a y por cierto, que vallas en traje a la fiesta.
Justo cuando iba a voltear para verlo cara a cara, él se adelantó y me tomó por sorpresa. Movió su brazo, dejando mi cabeza sobre la cómoda almohada, y subió arriba de mi. Sentía su peso sobre mis piernas, sobre mi abdomen y unas cosquillas subieron hasta llegar a mi cuello, nerviosa miraba a todas partes, menos a él. Sentía su respiración sobre mí rostro, a unos cuantos centímetros se encontraba su boca, su aliento a whisky y mentas llegó a mi tan pronto, que lo sentí de golpe y me embriago de deseo.
