Narra Fernanda
-Pensé que estabas muerto- dije abrazándolo- Perdí las esperanzas.
-Ya ves, aquí estoy- dijo con una sonrisa y sus ojos llenos de lágrimas.
-No lo puedo creer, dios te extrañé demasiado-dije aún sin creerlo- ¿Dónde estuviste todo este tiempo?
-No es el momento para hablar de eso- dijo evitando el tema- Pero mira que estás grande, me fui cuando tenías 12 añitos, eras mi bebé.
-Juro que comenzaba a olvidarme de tu cara, de como eres, de tu helado favorito- dije recordando.
-¿Y cuál es mi helado favorito?- preguntó para ponerme a prueba.
-Menta con chispas de chocolate- dije sonriendo.
-Y el tuyo es de ese que es rosado y tiene muchas frutas rojas- dijo intentando recordar el nombre.
Todos comenzaron a reír.
El Daniel se había ido a la marina cuando yo tenía 12 años. Meses después de irse nos notificaron que el barco en el que estaba había desaparecido. Estuvimos años pagando mucho dinero para que lo buscaran, pero cuando cumplí 16 encontraron el barco hundido y cadáveres irreconocibles. Aceptamos que ya había muerto.
-Pero Daniel, estás de cumpleaños- dije abriendo los ojos.
-Si po, si estoy de cumpleaños dos días después que tu- dijo haciéndome cariño en el pelo.
-Yap chiquillos, cantemos cumpleaños feliz a mi hermano.
Todos empezamos a cantar, él Daniel y yo estábamos llorando de felicidad.
Pasamos toda la tarde juntos mientras nos ponemos al día con todo.
-¿La mamá y el Bastian saben que estás vivo?- pregunté.
-No, quería darles la sorpresa, pero a ti antes que a los demás.- dijo sonriendo.
-Nosotros ya nos vamos- dijo la Tania hablando por todos.
-Gracias por todo. En realidad me han ayudado caleta el último tiempo y no se lo hubiera hecho sin su apoyo- confesé.
Nos despedimos de todos y luego vi que se iban. Los únicos que quedaron fueron el Nicolás, mi hermano y yo.
-¿No te vas?- me dirigí a él Nicolás.
-Si quieres me voy- dijo sincero.
-No es necesario-dijo el Daniel- Quédate, la enana es media fome.
-Hey- dije.
-Hay que aguantar nomás- dijo el Nicolás ignorandome.
-Hey- volví a decir.
-Yo siempre jugaba a las escondidas con ella y no la buscaba, te dejaba chato- dijo el Daniel riéndose.
-¿Pueden dejar de hablar de mi como si no estuviera aquí?- reclamé.
-Oh, Hola enana- dijo mi hermano mirándome.
Narra Ángel
Nos despedimos de todos y con Tania nos dirigimos a el lugar donde siempre pasaban a recogernos para llevarnos a ese lugar secreto que nadie sabía dónde estaba.
-Realmente fue fácil ¿No crees?- pregunté.
-Si- dijo sonriendo- aún no entiendo cómo fue tan fácil de convencer.
-Y lo mejor de todo es que todos creen que es solo una coincidencia.
-Si- dije riendo.
-¿Me puede decir la hora de Marte?- dijo un hombre de negro llegando a nuestro lado.
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Culia Pesá
Ficção AdolescenteLa Feña es una weona pesa con quien se lo merece. Pero ¿Qué pasa cuando conoce al weon del almacén?