Capítulo 16

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Narra Fernanda.

Me levanté más feliz que de costumbre y eso es raro ya que es Lunes. Me metí al baño y después hice mi rutina como todos los días. Cuando bajé estaba mi mamá hablando con el Daniel y con...

-¿Nicolás?- dije sorprendida.

-Buenos días- dijo sonriendo.

-Hola hermanita, ¿Cómo dormiste?- dijo el Daniel dándome un beso en la mejilla.

-Así- dije cerrando los ojos y poniendo ambas manos juntas al lado de mi mejilla.

-Siempre hacías eso cuando chica- dijo mi mamá riendo.

-Pero si si sigue chica- dijo el Daniel riendo.

-Ya, no molestes a mi guaguita. No ves que se parece a ese enojón de intensamente- dijo mi mamá con tono de burla.

-Yo también los amo a todos- dije rodando los ojos.

Me dirigí a la cocina para buscar algo para comer hasta que vi la hora.

7:50.

-¡¿Nadie me dijo que estoy atrasada?!- dije guardando unas galletas en mi mochila.

-No te quise apurar- Dijo el Nicolás.

-Chao a todos, los amo- dije saliendo.

Cuando salí de la casa me llamó el Ángel.

Llamada...

-¿Vendrás? Te estoy esperando hace 30 minutos.

-Voy atrasada.

-Vienes sola ¿No?.

-Mierda

-¿Qué pasó?

-Nada, llego en 5.

Fin de la llamada.

-¿Qué haces aquí?- pregunté.

-Te acompaño al liceo po ¿Qué más?- dijo en tono obvio.

-Es que yo no voy al liceo, haré la cimarra- confesé.

-Puta la wea, casi- dijo mirando hacia el suelo- ¿A dónde vamos entonces?- se formó una sonrisa en su cara.

-Nicolás, iré sola. Tu andate al liceo- dije seria.

-Te puede pasar algo- insistió.

-Weon ya, me puedo cuidar sola. Ya me bastó esta 3 días pegada a ti, déjame respirar tranquila ¿Ya?- dije subiendo el tono de voz.

-Fernanda ¿Qué wea?- dijo con tono triste en su voz.

-Te estoy pidiendo que al menos un día me dejes tranquila ¿Es mucho pedir esa wea?- dije elevando más el tono de voz.

-O sea que para ti soy solo un weon que no te deja tranquila- dijo enojado- Bacan po.

Vi cómo se iba caminado rápido. Quería ir y pedirle perdón, pero primero debía ir donde él Fernando con él Ángel.

Cuando llegué al paradero pude ver al Ángel hablando por teléfono. Cuando me vio guardó enseguida el celular y se puso de pie. Me acerqué a él y lo saludé.

-¿Qué micro tenemos que tomar?- preguntó mirando el cartel de el paradero.

-El auto ya viene en camino- anuncié.

-La media vola, en auto- dijo sonriendo.

-En realidad ahí llegó- dije señalando el auto que se detuvo frente a nosotros.

Culia PesáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora