Los dos días en el hospital se me han hecho realmente interminables, no había ni un momento en que no echara un vistazo al reloj. Walls se ha quedado acompañándome y de vez en cuando se lo llevaron a mi piso a descansar mientras otro de mis amigos se quedaba conmigo.
Hoy bien temprano ha pasado el médico y me ha dado el alta, firmé los papeles pertinentes y salí del hospital con ayuda de Ginés, al caminar me dolía bastante el estómago.
-Ya estamos aquí- dice Ginés abriendo la puerta de mi piso.
Entro respirando hondo, ya echaba de menos mi dulce hogar. En el salón me encuentro con Isa, Alberto y su hermano, Jenny, Cris y Juan esperándome. Sonrío al verlos tan animados, últimamente habían estado muy pendientes a mí y saben perfectamente que no me gusta ser el centro de atención.
-Ya volvió la Ro- digo riendo cuando aparezco enfrente de ellos.
-ROOOOOOOO- grita Juan dejándome casi sorda.
Me abrazan uno a uno con cuidado de no hacerme daño, parecía un cristal a punto de quebrarse. En el fondo se lo agradecía ya que mis caras de dolor no eran bonitas de ver.
Ahora mismo esto parecía un circo, imaginad la escena:
Esta música a todo volumen.
Isa y Juan perreando contra la pared.
Jenny y Cris comiéndose la boca enfrente de los pobres.
El hermano de Alberto bailando muy raro.
Alberto y Walls cantando a todo pulmón.
Y yo no podía parar de reírme al ver el percal.A todo esto habíamos llegado porque decidieron sacar algunas botellas de alcohol y jugar al yo nunca, os imagináis los que más bebieron... A mí me dejaron a base de agua por los medicamento que me tengo que tomar, que si no los dolores con el alcohol se me iban y me ponía a hacer parkour aquí mismo.
Lo más gracioso es que eran solo las 2 de la tarde, cuando llegue esta noche no sé qué será de nosotros la verdad. Me entran ganas de ir al baño así que me levanto cómo puedo y me encaminó a este dejando a los chicos a su rollo. Me miro al espejo y no puedo evitar hacer una mueca, estoy bastante pálida y tengo unas ojeras increíbles. Levanto suavemente mi camiseta y miró el apósito que cubre la herida, está lleno de sangre lo que significa que está supurando.
-¿Estás bien?- pregunta Walls detrás de mí haciendo que de un salto del susto.
-Joder Ginés, que susto- me agarró el pecho y niego -Creo que debo curarme esto como me dijo el doctor-
-Yo te curo anda- sonríe levemente y tira de mí hasta mi habitación.
Se queda parado al entrar y mira a su alrededor, no me acordaba que tenía un póster suyo y algún que otro papel con sus letras colgados de la pared.
-Si que me tienes bien presente- dice divertido.
-Entonces no mires eso de ahí- digo señalando el espejo que hay en la puerta del armario.
Se acerca mientras yo me siento en la cama y mira todas las fotos que nos hemos ido sacando, incluso alguna suya que yo le hice. Las he ido sacando poco a poco y las he colgado alrededor del espejo como si fueran el marco de este.
-Esto es tan bonito...- dice Ginés sonriendo -Tengo ganas de que vengas a mi casa, cuando te muestre yo mi armario te mueres-
Se acerca a mí y le riendo la bolsa con las cosas necesarias para curarme. Me levanto la camisa y él retira todo lo sucio para desinfectar me la herida y ponerme un apósito nuevo. Cuando termina pasa sus pulgares por alrededor del apósito para comprobar que está bien pegado y me estremezco ante su tacto.
Sin necesidad de decir nada se pega más a mí y me besa suavemente, haciéndome sentir un revoltijo de sensaciones. Nos separamos en busca de aire y él comienza a reírse sin venir a cuento.
-Has bebido demasiado- digo negando -Túmbate anda-
Me levanto para ir a por algo de agua y él me agarra de la mano haciéndome parar en seco.
-No te vayas- hace un puchero y yo me río.
-Venga enseguida tranquilo- le digo soltando me dé él.
La música hacia rato que no sonaba, los chicos estaban todos dormidos, Isa y Juan en un sillón, Jenny y Cris en el otro y ambos hermanos en el suelo. Si me lo hubieran dicho preparo la habitación de invitados. Agarro una botella de agua y vuelvo a mí habitación donde Walls está como un tronco abrazado a la almohada.
Lo muevo un poco hacia la pared para poder tumbarme con él, lo miro divertida y comienzo a acariciar su cara suavemente y a peinar su pelo, es tan mono y tranquilo cuando duerme.
Yo no tengo nada de suelo así que me pongo a escribir, hacía mucho tiempo que no me desahogaba escribiendo y ya era hora. Esta vez no es porque me sienta mal, esta vez es porque quiero explicar por escrito todo lo que siento por él cosa que de palabra nunca podría.
Cuando termino cierro la libreta y suspiro pesadamente, me aburro bastante con esta gente dormida y me apetece tomar el aire. Agarro una chaqueta ya que está oscureciendo y salgo del piso sin hacer ruido. Camino por mí vecindario sin cansarme mucho y cuando me noto más decaída me siento en el parque que hay cerca de mi piso.
Miro al cielo que ya está completamente oscuro y observo como las estrellas brillan sin importar lo oscura que sea la noche. Me pongo a pensar en mis cosas y suspiro, han pasado tantas mierdas en mi vida que ahora que estoy empezando a vivir no lo estoy disfrutando como debería.
Me mudé para dejar todo eso atrás y no sé ni cómo pero me lo he traído conmigo. Ahora que tengo a Ginés, a Isa, a mis amigos, quiero disfrutar de su presencia, quiero poder vivir feliz por los años que me han quitado.
Alguien se sienta a mí lado en el banco y frunzo el ceño mirando de reojo quien es. No la conozco de nada, es una chica con el pelo completamente rojo que me mira intrigada.
-¿Tú tampoco podías dormir?- me pregunta después de un rato en silencio.
-No, solo hago darle vueltas a la cabeza- hago una mueca.
-Ya somos dos, soy Ana- me extiende la mano y se la estrecho.
-Rocío- sonrió levemente.
Estuvimos un rato hablando de todos un poco, incluso intercambiamos los números y el Instagram.
-Dios, ya decía yo que me sonabas- dice ella sorprendida -Eres Rci, la novia de Walls-
Asiento sonriendo, casi todo el mundo me conoce más por lo segundo que por lo primero.
-Joder que envidia, a mí Walls me encanta y me gustaría conocerlo en persona alguna vez- suspira mirando al cielo.
-Pues lo tengo durmiendo la mona en mi cama- digo divertida -Si mañana te vienes a mi casa te lo presento y que nos cante un poco-
-¿Harías eso por mí?- pregunta muy ilusionada.
-Claro me has caído verdaderamente bien, poca gente se sienta en un banco con una desconocida y se abre como tú- sonrío levemente y me levanto -Ahora debo volver-
Ella asiente levantándose y me abraza muy fuerte, he quedado en avisarla mañana de a qué hora puede venir y está encantada con la idea. Vuelvo a mí piso y todos siguen dormidos, creo que después de la guerra que han dado dormirán la noche de un tirón.
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𝕄𝕒𝕝𝕕𝕚𝕔𝕚𝕠𝕟|𝕎𝕒𝕝𝕝𝕤 (EDITANDO)
Teen FictionDesde que escuché el primer acorde de aquella melodía. Desde que entendí aquella frágil voz detrás de esa canción. Desde que te vi supe que serías: Mi salvación, mi perdición, Mi suerte y mi maldición. "Si te pienso me castigo. Si te sueño me senten...