Capítulo Veinticuatro: Dejándolo ir.

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Steven

Enero 13, 2017.

Charlotte, Carolina del norte.




Estar en esta cancha trae consigo millones de recuerdos. Tantos partidos, tantas risas, tanta juventud... tanta vida.

Las personas pueden subestimar lo que las raíces de un jugador representan. He escuchado a muchos jugadores quejarse de los lugares que los vieron crecer, y aunque cada quien tiene sus motivos para odiar u amar sus orígenes, yo me siento orgulloso de los míos.

Recuerdo la primera vez que papá me trajo a esta cancha. Los aros estaban muy oxidados, la red eran en realidad agujetas de diferentes tenis que los chicos que jugaban todos los días utilizaron como sustituto de una.

Las líneas apenas y se podrían ver, pero estaban tan acostumbrados a estar aquí que sabían de memoria donde se encontraba cada una de ellas. Con el paso de los años, lo aprendí también.

Ahora, todo luce muy diferente. Las agujetas han sido remplazadas y las líneas pintadas. Sin embargo, aún puede sentirse esa electricidad por mis venas, esa electricidad que me recorrida cada vez que jugaba con mis amigos. Esa electricidad que hasta hace casi tres meses, solo sentí por el baloncesto, pero que ahora una persona me lo causa.

Amber.

Sonrío imaginando los cientos de preguntas que me haría si estuviera aquí. Sin tan solo estuviera aquí.

—Tengo que pedir un deseo. Steven Collingwood ha regresado a casa después de mucho tiempo— quito mi enfoque en el aro, para colocarla en la voz proveniente a mis espaldas.

Sonrío cuando veo una cabellera muy rubia y unos ojos azules. Dejo el balón a un lado caminando en dirección a BB.

—¿Qué haces aquí? No estas dejando mi asociación en la quiebra ¿verdad?

—Si tuvieras la decencia de ir y echar un vistazo a las finanzas o revisaras los correros que te mando, quizás podrías saber cómo esta financieramente.

—Nah, sé que estás haciendo un gran trabajo, sino no te hubiera contratado. No contrato gente inútil, ya lo sabes.

—Siempre tan amable, Steven. Ya extrañaba eso— ambos reímos—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Extrañaba mi hogar.

—No pongo en duda eso, sin embargo, la última vez que hablamos, aquí no era precisamente el lugar en el cual querías estar. De hecho, recuerdo haberte escuchado decir un nombre junto a la palabra mi hogar ¿Esta ella aquí?

—No, ella está en Oakland. Nosotros estamos tomándonos un tiempo— enarca una ceja, como si algo de esa declaración le sorprendiera.

—¿Tu lo decidiste?

—No, ella lo decidió— asiente, ahora su rostro parece haber entendido lo que sea que no haya hecho antes—. ¿Qué?

—Nada, es solo que cuando has dicho que se estaban tomando su tiempo, pensé en lo ilógico que eso sonaría si tú lo hubieses dicho— toma el balón de mis manos, comenzando a rebotarlo mientras se encamina hacia el aro.

—Espera espera— lo detengo antes de que realice algún tiro.

—¿Qué sucede?

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Porque hubiera sido extraño si esa decisión hubiese salido de mí? — mi pregunta le causa gracia porque comienza a reír.

Dentro del Juego (Completa) (#1 Golden State)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora