Diana miraba la página que su amiga le había recomendado con atención. Mordisqueaba su labio mientras pensaba por qué iba a hacer algo así. "Te van a echar de casa. El día menos pensado aparecerá el casero con la orden de desahucio y a tomar por culo" se respondió a sí misma.
Nada más entrar en la página, te aparecía las preguntas principales:"¿Eres hombre o mujer?", "¿Sugar Baby o Sugar Mommy?", "¿Interés en hombres, mujeres o ambos?". Después de responder a todo aquello casi sin pensarlo, escribió su e-mail. No mucho después, procedió a rellenar su perfil. A diferencia del resto de las chicas, ella no tenía fotos sexys -ella no se creía sexy en sí-, por lo que decidió poner una foto normal de ella como foto de perfil. No se enredó mucho redactando la descripción, ya que tampoco había mucho que contar: "Soy una estudiante de economía que te hará el tiempo más ameno". ¿Se suponía que aquello iba a quedar bien e iba a dar buena imagen?
Tras dar por finiquitado el trabajo, decidió abrir otra pestaña y dedicarse a hacer otras cosas que tenía pendientes y buscar información. Más que nada, a dónde podía ir si le echaban de casa.
Estuvo treinta minutos navegando en Internet, buscando trabajo a tiempo parcial, mirando las noticias... Hasta que un sonido agudo salió de los altavoces. Frunció el ceño y se dispuso a averiguar de qué página había provenido ese timbrazo. Volvió a la página que Lorena le había dado, encontrándose con la sorpresa de que unos cuantos hombres ya la habían escogido. Comenzó a deslizar el ratón hacia abajo hasta que vio una foto que le llamó la atención. Vio el perfil del hombre y no podía negar que no estaba mal para su edad, no aparentaba los años que decía tener.
Estuvo pensando varios minutos si ella también debía responderle y aceptar aquel "contrato". Se mordió el labio recordando las palabras de Lorena: "Son personas que buscan ayudar a gente que lo necesita, no vais a hacer nada que no queráis" y, sin pensárselo dos veces, le respondió. Cerró sesión en la página y borró el historial antes de coger sus cosas y marcharse a casa.
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El resto del día se le hizo eterno, casi se había olvidado de que tenía algo pendiente hasta que un episodio de esas series que ponen en bucle se lo recordó. Tomó su móvil y abrió sesión esta vez desde allí, encontrándose que aquel hombre que se llamaba Chris le había mandado un mensaje. A veces maldecía lo lento que funcionaba su internet, pero tampoco podía quejarse. Era de lo más barato que había, no podía permitirse más.
¿Podemos quedar mañana para conocernos
en persona y ponernos de acuerdo en un
par de asuntos?
A lo que ella le respondió con un simple sí. ¿Se suponía que debía escribir un poco más? ¿Presentarse mejor?
Minutos después escuchó el mismo timbrazo que en el cyber, aunque esta vez ya sabía a qué se debía. Chris le había mandado a qué hora y dónde debían quedar para verse.
No se podía creer lo que estaba haciendo, ni a qué punto llegaba su desesperación para hacerlo. Sin duda sabía que esta era la mejor opción de encontrar dinero si no quería quedarse en la calle, debajo de un puente. Solo sería algo temporal, hasta que se recuperara un poco.
Puso el móvil a cargar.
—Aprovecharé antes de que me corten la luz —suspiró cansada.
Lentamente se tumbó en el sofá, intentando imaginarse lo que sucedería al día siguiente una vez que se encontrara con aquel hombre. Qué debía ponerse, cómo debía actuar, qué expresiones podía y no podía usar... Sin duda iba a ser algo difícil de asimilar para ella.
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Chris no sabía qué pensar de aquella chica y empezaba a dudar que hubiera escogido correctamente cuando se pasó casi todo el día esperando a que ella le respondiera el mensaje que le había mandado. Tendría que haber escogido a alguien más veterana en esto para asegurarse de que todo saldría bien y que no acabaría haciendo el ridículo delante de sus socios. Pero, en el fondo, se vio atraído ante la idea de poder amoldarla a su manera, poder guiarla según lo que él veía importante y correcto y lo que no.
Rondando las once de la noche ella le respondió al mensaje, simplemente diciendo que sí, lo cual a él le sorprendió porque las chicas con las que había hablado anteriormente habían tomado el control de la situación bastante rápido. Pero esa vez fue él quien tuvo que elegir dónde y cuándo se verían.
Torció la boca antes de dejar su portátil sobre la mesa de café de madera y mirar la chimenea pensativo. No sabía en qué momento su vida se había torcido tanto como para tener que recurrir a una Sugar Baby de nuevo; eso era algo a lo que recurría cinco o seis años atrás antes de conocer a Kristen, y la única razón por la que lo hizo fue porque prefería recurrir a una de esas chicas antes de tener una novia seria.
Se desabotonó los primeros botones de su camisa antes de dirigirse hacia su habitación a paso pesado. Mientras intentaba dormir, lo único en lo que podía pensar era en Diana y en cómo sería ella realmente, qué sucedería al día siguiente cuando se vieran en persona.
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SD | CHRIS EVANS
FanfictionSUGAR DADDY Él no pensaba permitir que a ella le faltara de nada y ella a cambio debía estar completamente disponible para él. Un contrato mutuamente beneficioso, lo llaman. NOVELA REGISTRADA Y CON TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS