Capítulo 23

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  Sabía perfectamente las intenciones de Jeff y no quería ver a Diana involucrada en ese tipo de asuntos. Ni quería que él hiciera el intento de aprovecharse de ella. Ni loco.

Diana le veía ensimismado mientras caminaba. Parecía estar enfadado y probablemente lo estuviera. Tampoco parecía querer hablar, así que no sería ella quien insistiría.

Chris pidió su coche al aparcacoches, quien no tardó mucho en devolverlo, deseándole una buena noche y esperando que hubieran disfrutado la comida.

Condujo un par de calles en pleno silencio, aunque enseguida volvió a aparcarlo. Estuvo unos minutos mirando a la nada, perdido en sus pensamientos. Hasta que finalmente suspiró y la miró.

—¿Quieres dar un paseo? —inquirió tranquilo.

—Sí —asintió con una pequeña sonrisa.

Él seguía bastante serio, pero necesitaba hablar con ella, hablar con alguien. Necesitaba despejarse, hablar de otra cosa que no fuera la empresa de su padre o sus terribles y anticuados productos. Solo quería estar tranquilo y poner en blanco su mente, y estaba tranquilo de que ahora mismo Diana era la única con la que lo conseguiría.

Bajaron del coche y comenzaron a caminar sin ningún rumbo concreto, solo hasta donde sus pies les llevaran. Chris se introdujo las manos en los bolsillos y caminó junto a ella. No sabía cómo empezar la conversación, y era raro, ya que con ella siempre era más fácil hablar. Lo que no sabía, era que Diana ya tenía el tema perfecto que tratar.

—Lo que pasó anoche... —titubeó Diana.

—Me encantó —reconoció, consiguiendo una sonrisa por parte de ella.

—¿Y el acuerdo? —Chris por fin la miró.

—Llegados a este punto, me da igual el acuerdo —se encogió de hombros—. Me estaría engañando a mí mismo si dijera que lo de ayer fue un desliz y que el acuerdo debería seguir vigente. Al menos a mí, lo de ayer me gustó mucho y no sentí que fuera algo que formara parte de nuestro "contrato", es algo paralelo.

—Pero podría complicar más las cosas —no sabía qué pretendía conseguir diciendo aquello, quizás que él dijera que eso ya no le importaba nada.

—¿Más? —rió— Diana, con sinceridad, me gustas, me atraes —reconoció—. Y sí, te dije al principio que no quería nada porque no quería liar las cosas y porque nunca me había atraído una Sugar Baby, solo nos veíamos en eventos públicos por apariencias, mis padres... Pero contigo no es así.

—Tú a mí también me gustas —reconoció en un susurro, consiguiendo la primera sonrisa por parte de Chris desde que abandonaron el restaurante—. Lo de las apariencias, lo entiendo, ¿pero tus padres?

—Es una historia muy larga —negó con la cabeza.

—Tengo toda la noche —insistió, a lo que Chris rió.

—Mis padres siempre han sido muy clasistas —aceptó—. Cuando era pequeño y adolescente, no tanto. Sí que preferían que me relacionara con gente de mi "nivel" —hizo comillas con los dedos—, aunque no interfirieron mucho. Yo fui haciéndome mayor, hablamos de cuando tenía veintitantos —Diana asintió— y mis padres, en concreto mi padre, intentaron relacionarme con hijas de socios muy importantes, de clientes... Tuve que salir con cada una... —se rió.

—Así que tu padre era lo más parecido a la reina Victoria, pero en masculino y en el siglo XXI —puntuó Diana—; intentando que te acabaras casando con chicas de familias "de la realeza".

—Justo eso. Ni yo lo habría definido tan bien —asintió.

—¿Cómo acabaste en todo esto de las Sugar Babies, entonces?

SD | CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora