Capítulo 51

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  Enseguida se arrepintió de haber aceptado la propuesta, debió haber dejado que Lillian le acompañara. Le dolían los pies y la cabeza una barbaridad, y todavía no había comenzado la parte difícil del día; no habían salido del aeropuerto. Apenas se había maquillado y estaba segura de que la coleta se le había despeinado al apoyarse en el respaldo del asiento.

Caminaba con dificultad tras su jefe, quien mantenía un ritmo algo ajetreado e hiperactivo desde que habían aterrizado.

Diana bufó una y otra vez, ni siquiera la imagen de su amplia espalda y su perfecto trasero, marcado bajo los pantalones azul marino, la motivaba.

Chris se había girado varias veces hacia ella cuando por fin era consciente de que no caminaba a su lado. Le causaba algo de risa verla en aquella situación, no podía engañarse. Cualquier otra persona habría llevado unas manoletinas y habría guardado los tacones para la reunión, pero ella no. O bien no había pensado en ello, o se le habían olvidado. Lo más probable era que ni siquiera lo hubiera meditado.

Se montaron en un taxi que puso rumbo a la empresa en la que debían reunirse. Diana soltó un suspiro de alivio y estiró, todo lo que el coche le permitía, las piernas. Jugueteó con sus stilettos beige mientras movía sus pies, metiendo y sacando el talón del zapato.

—Si estás así ahora... —murmuró divertido.

—Seguro que me he hecho una herida —se lamentó.

—Piensa que no vas a moverte mucho en las próximas tres horas, por lo menos.

Aquello la aliviaba y la fatigaba al mismo tiempo. Por un lado, si ya le dolían los pies y apenas había caminado, no quería ni imaginarse la situación en caso de tener que andar. Y por otro, el estar encerrada tanto tiempo entre las mismas cuatro paredes la agotaba y la aburría a más no poder.

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Desde el minuto uno, Diana no pudo evitar sentirse incómoda e ignorada. La mandamás del lugar, Olivia Lawrence, la había obviado por completo, le estaba prestando demasiada atención al imponente hombre que tenía al lado. No la culpaba, ella se sentía de la misma manera, pero existía algo llamado "educación" y que ellos debían conocer más que nadie. Aunque no solo se había sentido ignorada por la gran mayoría de los jefazos, sino también por Chris. Le había dedicado una o dos miradas antes y durante la reunión, pero sus ojos enseguida se vieron atrapados en otros, y no eran los verdosos que echaban llamaradas por la rabia, no.

Pudo percibir cierto coqueteo entre Olivia y Chris. Se lanzaban varias miradas cómplices y algunos comentarios que, al menos para ella, tenían doble sentido. Estaban ligando en sus narices mientras ella solo se dedicaba a tomar notas de algunas cosas y asentir como una imbécil, a la espera de nuevas órdenes.

Estuvo incluso a punto de patearle la cara a Chris cuando le entregó los papeles del hotel y le indicó que el restaurante era bastante pasable. Habían hablado de ir a comer tras la reunión, pero creía que ella también estaba invitada. No era así. Iban a estar ellos dos solos.

Chris pudo percibir cierto disgusto e inconformidad por su parte pero, ¿qué iba a hacerle? Era una comida entre dos socios, y no podía dejar a Olivia y todos los asuntos pendientes de lado por ella. Además de que le parecía divertido verla celosa. Al fin y al cabo, aquello significaba que esos sentimientos que tanto ignoraba no se habían esfumado, simplemente estaban ocultos.

—Ya nos veremos —se despidió de ella y cerró la puerta, alejándose del automóvil y acercándose a Olivia.

Diana intentó respirar hondo y retomar la tranquilidad mientras el taxi avanzaba por la carretera. No quería pensar mucho en ello, pero su cerebro siempre iba por libre e ignorando lo que ella quería o necesitaba.

SD | CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora