Diana estaba tensa a su izquierda. Movía las piernas con inquietud y jugaba con sus dedos mientras miraba por la ventana. Él intentó tranquilizarla al tomar su mano, pero no sirvió de mucho. Sentía que el corazón le iba a salir por la boca y temía quedar como una imbécil delante de sus padres.
—El día que yo conozca a los tuyos... —negó con la cabeza y calló al percatarse de lo que acababa de decir.
Ella le miró inexpresiva, aunque agachó la mirada al recordar su situación. Ella no iba a vivir aquel momento, dudaba incluso que en algún futuro Chris llegara a conocerles por casualidad. Él se sentía mal y se llamó estúpido al darse cuenta de lo que acababa de decir. Estaba tan nervioso que ni siquiera procesaba lo que salía por su boca.
—Lo siento, yo.. —Diana negó con la cabeza, restándole importancia— Seguro que les gustas —cambió de tema e intentó reconfortarla.
¿A quién quería engañar? Sabía que aquello era prácticamente imposible, como mucho su madre la aceptaría -al menos lo intentaría. Miles de veces pensó en pegar un volantazo y dar media vuelta, rumbo a su casa de nuevo. Pero no lo hizo. Por una extraña razón quería la aprobación de su padre, quería que le dijera que se alegraba por él y que aceptaba su decisión. Que, por una vez en su vida, estuviera de acuerdo con una decisión que había tomado.
Comenzó a reducir la velocidad hasta detener el coche por completo frente a una casa blanca. Diana no se sorprendió por el barrio, lo esperaba.
—Cariño —la llamó.
Se giró hacia él con una pequeña sonrisa, más que fingida. Y eso él lo sabía muy bien. La había visto sonreír miles de veces de manera genuina, era imposible para él confundirlas con la sonrisa forzada que ella estaba mostrando. Le dio un beso en los nudillos y le sonrió de lado.
—Pase lo que pase, no va a cambiar nada —aseguró, a lo que ella asintió.
Apretó su mano con fuerza mientras se dirigían a la puerta de entrada. Se sorprendió al ver a su madre en lugar de a Katherine, la sirvienta. Le abrazó con fuerza, dándole dos besos. Se cercioró muy poco después de la presencia de Diana, quien se había ocultado tras la espalda de su novio. Ella ni siquiera se había dado cuenta de que él la estaba cubriendo por completo.
Su madre al principio la miró con confusión y lo primero que pensó fue: "¿Cuántos años debe tener esta chica?". Pero la imponente y seria mirada de su hijo, la hizo reaccionar.
—Tú debes ser Diana —le sonrió ampliamente—, soy Melissa, su madre.
Soltó la mano de Chris para estrechar la de su madre. Les invitó a pasar a ambos, Diana entró primero, seguida por Chris. Respiró con pesadez mientras le echaba un vistazo a toda la casa. Perfectamente decorada y aseada, llena de cuadros y esculturas. Se quitaron los abrigos, los cuales Melissa tomó casi al instante para colgarlos en el perchero que había a su derecha.
Chris miró a su madre y sin necesidad de tener que hablar, ella le entendió.
—Está trabajando —informó—, para variar —rodeó sus ojos.
Se adentraron en la sala de estar y tomaron asiento. Chris y Diana se sentaron juntos en el sofá de dos plazas de piel marrón, mientras que Melissa tomó lugar en el sillón que había frente a ellos.
En lo que su padre terminaba, Melissa decidió iniciar una conversación, incluyendo a Diana en todo momento y volviéndola la protagonista del momento. Chris se vio sorprendido ante la velocidad mental de su novia cuando contestó las preguntas de su madre, iniciando con la forma en que se conocieron y siguiendo con la manera en que se conquistaron mutuamente. Melissa se sorprendió al oírla hablar, enseguida pudo ver lo agradable que era aquella joven y el aprecio con el que hablaba sobre su hijo. No le había preguntado por la edad, era bastante evidente la diferencia entre ambos y tampoco creyó que fuera algo sumamente importante. Le bastaba con ver la forma en que se miraban y en la que hablaban el uno del otro. Veía a Chris feliz por primera vez en mucho tiempo, realmente feliz.
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SD | CHRIS EVANS
FanfictionSUGAR DADDY Él no pensaba permitir que a ella le faltara de nada y ella a cambio debía estar completamente disponible para él. Un contrato mutuamente beneficioso, lo llaman. NOVELA REGISTRADA Y CON TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS