Capítulo 18

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En cuanto la chica del pelo rosa y el hombre alto de las cicatrices agarraron a Nellie del brazo y la aparecieron en una antigua y escalofriante casa, la muggle lloró. Lloró, suplicó y gritó como no lo había hecho en su primer secuestro. Pronto se unieron a ellos un chico y una chica bastante jóvenes que la contemplaban desconcertados, pero ella no paró. Cuando el mago al que llamaban Lupin se acercó a ella, la muggle gimoteó y se arrastró por el suelo hasta un rincón. Empezó a balbucear con voz entrecortada:

-¡Por favor, no! ¡Otra vez no, yo... yo no he hecho nada! -gimoteó entre su llanto- ¡Dejad de torturarme, he hecho todo lo que me habéis dicho y... y...! Por favor... por favor...

Los espectadores parecían aturdidos sin saber cómo reaccionar ante aquello mientras sujetaban sus varitas. No coincidía en absoluto con lo que esperaban de una mortífaga... Aunque nada en esa mujer parecía relacionarla con Voldemort, empezando por su atuendo muggle. A Nellie no le importó. Había asumido bien la situación. Le sobraba valor y sangre fría, así que utilizó la angustia que le provocaba separarse de Bellatrix para seguir produciendo lágrimas y suplicando:

-No puedo más... Matadme si queréis, sé que no valgo nada, pero no me torturéis más, por favor, no aguanto más...

-¡Tranquila, tranquila! -murmuró una chica castaña acercándose a ella con una sonrisa tranquilizadora- No te vamos a torturar, queremos...

-Hermione, no te acerques -advirtió Tonks.

-Ya hemos comprobado que está desarmada. Y francamente no parece estar en condiciones de hacer nada... Además no noto en ella... es como sí... -murmuró Hermione extrañada- ¿Cómo te llamas? ¿Eres bruja?

Nellie negó con la cabeza. "Eleanor Lovett. Ya sabéis que no lo soy" susurró.

-¿Quienes lo sabemos? -preguntó Harry confundido.

La muggle frunció el ceño como si creyera que le estaban tomando el pelo.

-Vuestro líder el Señor Serpiente, el duende que se burla de mí y todos vosotros. No es culpa mía haber nacido así... Yo no he hecho nada para que me torturéis, no entiendo de qué va esto, solo quiero irme a casa.

-Súbete las mangas -ordenó Tonks.

Ella obedeció.

-¿Veis? No tiene la marca. Vamos a hacer una comprobación -decidió Hermione tendiéndole su varita.

Al instante todos intentaron detenerla y le gritaron que era una locura proporcionarle un arma. La chica les dijo que la estaban apuntado cuatro magos, aunque fuese bruja no podría hacer nada. Aceptaron a regañadientes y Nellie cogió la varita de Hermione mientras el resto contenían la respiración. Obviamente no hubo respuesta ni positiva, ni negativa, la varita no encontró magia a la que reaccionar. Le devolvió el arma a Hermione con ojos llorosos.

-¿Entonces eres una muggle? -preguntó Lupin.

Nellie no tenía miedo a ningún interrogatorio, ni a la tortura, ni a la que la encerraran en Azkaban o donde fuese. Llevaba toda una vida acostumbrada a situaciones aciagas. Su único temor era olvidar a Bellatrix. Le daba igual dónde estar mientras la bruja siguiera con ella al menos en esa dimensión. Conocía el protocolo en caso de responder afirmativamente, así que negó con la cabeza y respondió:

-No, señor, soy squib.

Todos se miraron sorprendidos. Durante unos minutos no supieron bien cómo actuar. Ejecutaron un finite incantatem y un revelio para comprobar que no se hallaba bajo ningún maleficio. Finalmente, viendo que resultaba inofensiva la hicieron pasar al salón para aclarar el asunto con un té. Cuando Kreacher apareció con el servicio, miró a la invitada con cierta sorpresa pero no comentó nada. Hermione se sentó junto a ella y le explicó que ellos no eran mortífagos sino que luchaban contra ellos. Tras varias reafirmaciones más, Nellie asintió.

Juntas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora