Capítulo 30

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-¿Me necesitabas, Belle?

-Ah, sí, pasa Rod, siéntate -le indicó la bruja sonriente.

La amplia sonrisa de su mujer le inquietó más que que le hubiese llamado a su despacho. Se sentó frente a ella mientras la slytherin revolvía entre los papeles de su escritorio hasta encontrar una carpeta. La extrajo y miró a su marido.

-Tengo una buena noticia y otra mala.

-Vale... -murmuró él frunciendo el ceño.

- La mala -respondió la bruja alegremente mientras le extendía un documento oficial- es que anulamos nuestro matrimonio. Y la buena -añadió pasándole más papeles- es que te casas con Dol.

Rodolphus abrió la boca y la miró. No supo qué decir. Bajó la vista al contrato de anulación de su matrimonio y volvió a abrir la boca. La cerró sin saber de nuevo qué replicar. Contempló los papeles durante unos minutos mientras Bellatrix llenaba los vasos de whisky con su varita. No supo si para animarlo o para celebrarlo, pero le pareció buena idea. Aceptó el alcohol y dio un trago largo. Después miró a los ojos de la que todavía era su mujer.

-Yo... Claro que quiero casarme con Dol... Y por supuesto que te firmo la anulación, pero... No quiero perderte, Belle, me duele pensar que en cuanto escriba mi nombre aquí ya no vas a ser mi familia. Siempre hemos estado juntos...

La mortífaga le miró a los ojos para asegurarse de que era sincero y no le estaba tomando el pelo como de costumbre. Rodolphus la odió un poco por dudar, pero la conocía demasiado como para tenérselo en cuenta. Bellatrix se levantó, rodeó su escritorio y se sentó en su regazo. Él la abrazó con fuerza y hundió la cara en su abundante melena. Como notó que la tristeza era real, la bruja decidió hacer una concesión a la cursilería: "No necesitamos ningún papel para ser familia, Rod. Siempre estaremos el uno para el otro, como lo hemos estado desde pequeños". El mago asintió con tristeza mientras le acariciaba el pelo y preguntó:

-¿Puedo dejarte en el tapiz de los Lestrange?

-Claro -contestó la bruja.

-¿Y puedes dejarte mi apellido después del tuyo?

-Si te hace ilusión, me lo dejaré -concedió ella.

-¿Y crees que algún día podríamos hacer un trío o...?

Ese último comentario le valió una colleja y que la duelista se levantara de su regazo. Sabía que era tensar mucho la cuerda, pero por probar... Bellatrix levitó la pluma hasta él y la aceptó. No sin dudar y con cierto pesar, Rodolphus escribió su nombre junto al de ella. La morena murmuró un encantamiento sobre el papel y al instante quedó sellado. Hubo unos minutos de silencio mientras ambos aceptaban su recién adquirida soltería. Finalmente la slytherin rompió el hielo preguntándole cómo se iba a declarar a Dolohov. "Con el día aciago que llevo ya podía declararse él, estoy hundido por el fracaso de mi matrimonio..." murmuró contrariado. Bellatrix sacudió la cabeza y sonrió.

-Le llevaré a cenar al restaurante ese del centro que tanto le gusta y se lo pediré en la azotea -decidió al rato-, tendrá que valer con eso. Puedes venirte con Eleanor, así...

-No, gracias. No lo hemos hablado pero nosotras nunca nos vamos a poder casar y sé que eso la pone triste, no quiero recordárselo.

-Perdona, tienes razón, no me acordaba -se disculpó su marido.

-No te preocupes -murmuró la morena con expresión ausente.

Al poco no les quedó otra que despedirse y continuar con sus innumerables tareas.

La bruja estaba moderadamente contenta, parecía que las cosas iban bien. Había solucionado el tema de los sangre sucia con bastante rapidez. La forma en que se distinguía a los magos nacidos de muggles era una pluma que había en Hogwarts y que cada año escribía los nombres de los niños nacidos con magia. La subdirectora lo comprobaba y mandaba las cartas. A la bruja no le había costado encontrar el instrumento y confiscarlo. De ese modo, solo los magos de sangre pura o mestizos asistirían al colegio (y siempre bien diferenciados). No le parecía cruel en absoluto. A los sangre sucia los criarían como a niños muggles: sin acceso a una varita ni a educación no desarrollarían sus poderes y en pocos años los perderían. Un equipo de magizoólogos se ocuparía de controlar que no hubiese obscurus descontrolados. Nellie le había contado que en su mundo los niños eran completamente felices, así que todos contentos.

Juntas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora