Capítulo 12

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A la mañana siguiente estaban desayunando en la habitación de Bellatrix cuando alguien llamó a la puerta. No dudó quién era, solo una persona se atrevía a molestarla desde primera hora. Pensó en dejarlo en el pasillo, pero sabía que no se rendiría. Así que abrió con su varita. Rodolphus entró y les dio los buenos días. Alegó un motivo insulso para justificar su visita, pero la bruja supo que quería asegurarse de que estaba bien tras el descubrimiento de su enamoramiento muggle. No obstante, la preocupación conyugal pasó a un segundo plano cuando el siempre hambriento ex presidiario vio el desayuno.

-¡Oye! ¿Por qué vosotras tenéis tarta y a mí el elfo me ha preparado unas míseras tostadas? -protestó acercándose a ellas.

-Lo ha hecho Nellie -aclaró la bruja.

Sin esperar invitación, el mortífago cogió un trozo del plato de su mujer y lo probó. "Vale, querida, hazme hueco, voy a desayunar de nuevo" la informó. Por mucho que la morena protestó, Rodolphus logró hacerla levantar de su asiento, ocuparlo él y sentarla en sus rodillas. Mientras Bellatrix le insultaba y él comía feliz, Nellie los contempló pensando que ella también se hubiese conformado un matrimonio así, aunque no hubiese amor tradicional. Cuando el menor de los Lestrange se hubo comido prácticamente todo el bizcocho, con mucha seriedad e ignorando a su mujer que seguía en su regazo, se dirigió a la muggle:

-Mira, Eleanor, sé que mi esposa es preciosa y todo eso, pero si la dejas y te casas conmigo, te prometo que te trataré como a una reina. No tengo el mal humor de Belle, ni soy imprevisible y violento como ella, la convivencia será mucho más fácil, te lo prometo. A cambio solo pido desayunar así todos los días.

Nellie rió contenta de que apreciaran su talento culinario.

-¿¡Pero tú estás imbécil!? -protestó Bellatrix dándole un puñetazo en el hombro- ¿Y si voy ahora y me declaro a tu vikingo sueco?

-Tienes vía libre. El amor está bien, pero puedes vivir sin el; sin embargo, si no comes, mueres. Prefiero la comida. Te regalo a Dolohov, querida.

Bellatrix chasqueó la lengua con fastidio. La muggle volvió a sonreír: que se pelearan por ella no le había pasado en la vida. Nellie siempre era una de las dos personas que se disputaban a alguien; en concreto la que perdía. Sin rendirse y con su mujer aún protestando, siguió intentándolo:

-Entonces, qué, Eleanor, ¿dejarás a Belle y te casarás conmigo? Ser una Lestrange es un gran honor, somos una de las familias más antiguas, nobles y ricas de Inglaterra.

-Pero los Black son más ricos, nobles y todo eso, Mr. Rod -sonrió la aludida.

Bellatrix por fin soltó una carcajada satisfecha: había entrenado bien a su muggle. Rodolphus se retiró de la competición por el momento. No obstante, no abandonó la habitación hasta que no quedó ni una miga de pastel. En cuanto consiguió echarlo, la mortífaga suspiró: "Ahora lo tendremos aquí todas las mañanas".

-Puedo prepararle un bizcocho a él también -sugirió Nellie.

-En ese caso se comerá el suyo y después vendrá a robarnos el nuestro -aseguró la bruja.

Y así fue. A la mañana siguiente, Rodolphus apareció de nuevo. La bruja refunfuñó pero se levantó de su sillón y se sentó en el regazo de Nellie que la recibió encantada y la abrazó por la cintura. El mortífago alegó que estaban casados en régimen de gananciales y por tanto le correspondía la mitad de su comida. Además comentó que era culpa de Bellatrix porque su novia cocinaba extraordinariamente bien. Ambas se sonrojaron al oírle definir a Nellie como "su novia". Para cambiar de tema y sin poder evitarlo, la muggle les preguntó si se divorciaran cuando terminara la guerra. Ambos se miraron confundidos, no lo habían pensado. Cierto que Rodolphus llevaba años con Dolohov y ahora Bellatrix tenía también a alguien, pero aún así...

Juntas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora