Capítulo 41

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Andrómeda y los Lestrange pasaron a charlar sobre asuntos más insustanciales y Bellatrix siguió sin intervenir. Miraba a su hermana sin que su rostro trasluciera ninguna emoción. Esta a su vez le dirigía miradas nerviosas pero tampoco se atrevía a decirle nada. Y por supuesto no entendía la relación que tenían entre ellos. No sabía si debía mostrar sus condolencias por la separación de Rodolphus o felicitarla por la atractiva muggle sobre la que dormitaba antes de que ella llegara. Así que optó por evitarlo.

-Ah, por cierto, Rodolphus, quería darte las gracias por convencer a Dora para ver a un sanador de almas. Yo se lo insinué varias veces pero se lo tomó como una ofensa a su cordura y se indignó. Sin embargo ahora va todas las tardes porque se lo sugeriste tú. Y morirá antes que confesarlo, pero creo que le ayuda bastante. Aunque sigue sin lograr metamorfosearse, se la ve más tranquila y menos irritable.

El mortífago no la había "animado" ni se lo había "sugerido". Simplemente le había indicado con una sonrisa que o iba a terapia o la despedía. Lo hacía por su bien, porque sabía que después de Azkaban quien no pedía ayuda nunca se recuperaba del todo (y más ella que había perdido a su marido y había descubierto que su padre era su tío). Por eso y porque no quería tener a una auror saltando con espanto cada vez que el viento movía una cortina y la confundía con un dementor...

-De nada. Nymphadora es buena en su trabajo, deseo que sus capacidades no se vean limitadas por unos meses malos.

-No, lo superará seguro, es una chica muy fuerte. Y además te respeta mucho.

Así era. Pese a que lo odiaba por ser mortífago y por su relación con Bellatrix y Voldemort, Tonks sentía cierta admiración por su nuevo jefe. Era un hombre de aspecto encantador y de interior oscuro que lograba lo que se proponía. Y sobre todo sabía cómo manejar a la gente. La metamorfomaga había creído que la trataría con desprecio por pertenecer a la Orden. O que la relegaría a tareas menores porque sus paranoias mentales y carencias físicas tras la prisión eran notables. Pero en absoluto: le exigía lo mismo que al resto. Cuando llegó tarde porque las pesadillas ahogaron el sonido del despertador, Tonks se justificó alegando que si su exmujer no la hubiese mandado a la cárcel, ahora tendrían menos problemas.

-En primer lugar, Nymphadora -la cortó remarcando bien el nombre-, perdisteis la guerra, has tenido tiempo para asumirlo. Y en segundo, ¿estás triste porque has pasado unos pocos meses en Azkaban? -preguntó con voz burlona- La mayoría aquí hemos estado una media de quince años, así que si no quieres igualar nuestra marca, saca tu varita y demuestra que tienes en ti algo de los Black aparte de la arrogancia.

Eso cambió radicalmente la imagen que la hufflepuff tenía de Rodolphus Lestrange a quien siempre consideró un títere de Bellatrix. Aumentó su odio hacia él pero también su respeto. Sacó su varita y no pudo evitar mascullar: "Ahora entiendo que te casaras con ella, sois tal para cual". A lo que el mortífago respondió con otra sonrisa: "Gracias, pero con halagos no vas a conseguir nada". La chica realmente se esforzó y fue recuperando sus destrezas, así que el resto la respetaban y la consideraban parte importante del equipo. Era una relación extraña y compleja, pero funcionaba. Obviamente Rodolphus no reveló nada de eso a Andrómeda.

Cuando se agotó la conversación sobre su hija, para romper el incómodo silencio, la bruja castaña se sirvió un trozo de bizcocho de limón.

-¡Esto está buenísimo! -exclamó sorprendida- Hace décadas que no tengo elfos, pero no recordaba que cocinaran tan bien...

-No, lo hemos hecho Eleanor y yo -comentó Rabastan con orgullo-, por eso está tan bueno.

-Para ser exactos, Eleanor lo ha hecho -corrigió Dolohov con tono burlón-. Mientras, Rab ha cubierto la encimera de harina, se ha rallado la mano con el rallador y ha maldecido a todos los magos desde Merlín porque le ha saltado el zumo del limón al ojo.

Juntas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora