Capítulo 32

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La desdicha que experimentó Nellie fue sumamente profunda. Su primer temor había sido tener que irse de la ciudad pero conforme la conversación avanzó, eso perdió importancia. Le inquietaba mucho más que Bellatrix hubiese dejado de quererla. O que se hubiese convertido en alguien a quien ella ya no deseaba amar. No había visto temor en sus ojos oscuros, ni tristeza, ni la más ligera preocupación. La había hecho sentir que solo buscaba librarse de ella. Desde que la salvó no habían pasado ni un día separadas (salvo las pocas semanas que la "secuestró" la Orden), pero jamás pensó que eso fuese un problema. Igual la slytherin necesitaba espacio o tiempo en soledad para aclararse. Pero podía habérselo explicado así, sin tratarla como a un bebé indefenso y problemático. Le habría dolido, pero al menos no se sentiría engañada.

Por unos segundos se planteó incluso rechazarla y optar por recuperar su vida anterior. ¿Pero cómo iba a renunciar a Bellatrix? Era todo su mundo... La salvó de morir y la cuidaba como nunca nadie la había cuidado; cierto que en los últimos meses apenas había tenido tiempo para ella, pero no creyó que eso cambiase nada. No lo creyó hasta que le ordenó irse de la ciudad. Siempre había sabido que se aburriría de ella, era solo una muggle. Pero se había esforzado tanto en hacerla feliz, en cuidarla y ayudarla para que se sintiera orgullosa... Creyó que igual así podría compensar la falta de magia. ¡Menuda ilusa!

Cuando abandonó la sala de reuniones, corrió hasta la chimenea de su despacho y se apareció en la Mansión Lestrange. Se encerró en su baño y lloró durante horas. Se replanteó de nuevo todas las opciones y pensó en formas de hacer cambiar de opinión a la bruja. Finalmente, asumió la realidad: Bellatrix le había dejado claro que o se iba unos meses o para siempre. Se convenció de que era sincera, de que buscaba lo mejor para ella y la recuperaría en cuanto fuese seguro. Se limpió las lágrimas y empezó a empaquetar sus cosas. Tampoco tenía muchas posesiones, pese a la vida de lujo que ahora llevaba, estaba acostumbrada a vivir con poco. En el fondo nunca se había acomodado del todo a la Mansión, sospechaba que no se quedaría ahí, que al final todo se estropearía como siempre.

La slytherin volvió por la noche y cenaron juntas en un silencio tenso y melancólico. Cuando llegaron al postre -tarta al whisky pero sin tarta-, la muggle preguntó:

-¿Al menos el sitio es bonito?

-Bueno... -murmuró la morena algo avergonzada- No, la verdad es que no. Teníamos que elegir un sitio donde no te buscaran. Es bastante pobre y casi nunca sale el sol, pero como tu antiguo barrio, ¿no? Podrás adaptarte, solo serán unos meses.

-¿Cuántos meses?

-No lo sé... Espero que no nos lleve mucho desmantelar la organización enemiga. Igual cinco o seis...

La muggle abrió los ojos como bludgers al oír que tendría que pasar medio año sin ella. O igual más. Y lo de mudarse a un sitio igual de deprimente que Fleet Street tampoco la animaba en absoluto. Suerte que ya había llorado hasta que su organismo se quedó sin agua y sal... Cuando terminaron de cenar, subieron a su habitación y se acostaron. Sin poder evitarlo, antes de apagar la luz de su mesilla, la castaña miró a la bruja y murmuró apenada:

-Ya no me quieres, ¿verdad?

-Claro que te quiero, por eso hago todo esto -respondió Bellatrix abrazándola.

La duelista apagó la luz y Nellie se durmió entre sus brazos rezando porque no fuese la última vez.

El amanecer llegó mucho antes de lo que a la muggle le hubiese gustado. Desayunaron rápido en su habitación y ultimó su equipaje. La bruja le acercó una caja que contenía la bota que serviría como traslador y sonrió con tristeza. Nellie hizo un último intento, ya a la desesperada:

Juntas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora