Capítulo 25

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Bellatrix tenía que madrugar para ir al Ministerio. Cada mañana trataba de levantarse sin despertar a Nellie pero resultaba imposible: siempre se dormía abrazándola con fuerza y ante cualquier movimiento se despertaba. Esa mañana no fue diferente. En cuanto intentó apartar suavemente el brazo que rodeaba su cintura, la muggle empezó a desperezarse. Sabía que intentar convencerla de que siguiera durmiendo era una batalla perdida.

-¿Has dormido bien, has podido descansar? -preguntó la castaña besándola.

La mortífaga profirió un gruñido de aquiescencia sin separarse de su boca. Había dormido estupendamente, no sabía qué porcentaje se debía al alivio de no ser viuda y cuál al catártico sexo de la noche anterior, pero así era. Solía despertarse unos minutos antes para pasar un rato así, simplemente contemplando a su novia, disfrutando de la suavidad de su piel y besuqueándola. Sintió como Nellie acariciaba su cuerpo desnudo y ronroneó de placer.

-Yo también he dormido bien, gracias por preguntar -comentó una tercera voz.

La bruja se giró sobresaltada. Nellie la sumía en un estado de embobamiento que hacía que se olvidara de todo lo demás. Y ya empezaba a estar harta de tantos sustos. En uno de los sillones estaba Rodolphus con El Profeta entre las manos y una amplia sonrisa.

-¡¿Pero qué haces aquí, imbécil?! ¿¡Cuánto tiempo llevas ahí!?

-¿Que qué hago aquí, querida? ¿En nuestro salón? -preguntó él con sorna- Supuse que estos días habrás echado mucho de menos verme cada mañana, así que aquí estoy para alegrar tu despertar.

"¡Y un cuerno te he echado de menos!" le espetó la bruja subiendo la manta para cubrir bien sus cuerpos. Nellie, detrás de ella, se ruborizó ligeramente por lo comprometido de la situación. Le dio los buenos días al mago con timidez y él le devolvió la cortesía sonriente.

-Sabes, Belle, encargué la cama de tu dormitorio al fabricante más exclusivo del país que cobró el doble porque querías que fuese de unas dimensiones ridículamente grandes. Me alegra comprobar que la inversión mereció la pena y ahora duermes en el sofá.

-Te estás ganando el primer crucio del día... -advirtió su mujer.

-Aunque es bueno saber que la velada fue bien, ¿me equivoco? -preguntó mirando de reojo las prendas del suelo e ignorando las amenazas de Bellatrix.

-Mucho mejor que a ti con tu novio, porque, en fin, estás aquí dándonos por culo a nosotras y no a él –le espetó la slytherin.

Nellie se sentía entre divertida e incómoda. Hundió la cara en la melena de la bruja, la relación entre el matrimonio Lestrange seguía siendo un misterio para ella.

-Qué vulgar eres cuando estas disgustada, amor mío -la regañó su marido-. La noche fue magnífica, gracias por tu interés. Pero Dol duerme mucho y ya sabes que yo soy más tendente al insomnio. Me he desvelado de madrugada y ya no he recuperado el sueño, así que a las cinco me he levantado.

-¡Dime que no llevas desde las cinco de la mañana viéndonos dormir!

-Ni confirmo ni desmiento. Lo que te puedo asegurar es que sois absolutamente adorables.

La mortífaga masculló que su marido era más siniestro que un bautizo en Azkaban. Rodolphus les contó que la tarta de chocolate que Nellie había preparado para el desayuno había muerto sin dejar testigos. Su mujer volvió a advertirle que el día que engordara un kilo lo repudiaría. Él la ignoró de nuevo y les propuso tomar el té juntos antes de que la bruja se fuese a trabajar. Ellas aceptaron. Bellatrix le mandó a pedirle el desayuno a Ruffy para que ella y Nellie pudieran vestirse. Cada una se puso el vestido que primero encontró por el suelo y nada más. Bellatrix trasportó el resto de prendas a sus habitaciones con un encantamiento. Se ducharon, se pusieron ropa limpia y al poco el elfo apareció con el desayuno.

Juntas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora