Capítulo 7

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Nellie apenas durmió esa noche. Pasó horas investigando su nueva habitación: se probó varios vestidos, se dio un baño de espuma, hojeó todos los libros sobre magia de la librería, salió al balcón y disfrutó de la brisa nocturna e incluso saltó en la cama hasta quedarse sin fuerzas como cuando era una niña. Finalmente se quedó dormida con la capa de Bellatrix.

Cuando despertó era ya medio día. El elfo le subió la comida. Comió en el sofá del balcón pensando en si la mortífaga acudiría por la tarde para dar su paseo o juzgaría que con la suite de lujo ya era suficiente. Por supuesto estaba enamorada de ese cuarto más de lo que lo estuvo de Sweeney, pero la entristecían los días en que no veía a la bruja. Dedujo que habría utilizado algún hechizo para que ella no pudiera escuchar nada de la habitación contigua. Deseó que fuese bidireccional, porque como la hubiese oído saltar, correr y reír durante toda la noche...

Estaba leyendo un libro sobre algo fascinante llamado quidditch cuando se dio cuenta de que el plan insonorizador de Bellatrix tenía un fallo: pudo escuchar perfectamente el tacón de las botas de la bruja acercándose con premura por el pasillo. Por la intensidad que parecía imprimir a cada paso y basado en estudios previos, sospechó que su compañera no estaba de buen humor. Así que esperó un rato confiando en que se calmara. Cuando ya no pudo más, llamó con timidez a la puerta que conectaba sus dormitorios. La primera vez no hubo respuesta, pero a la tercera -porque Nellie no se rendía- la puerta se abrió.

Sus predicciones fueron correctas. Bellatrix caminaba por la habitación de un lado a otro, con la rabia evidente en sus ojos y la varita en la mano echando chispas literalmente. Nellie se dio cuenta con horror de que llevaba un corte en la muñeca y su blusa tenía una mancha escarlata a la altura de la cintura que por experiencia supo que era sangre. Ni siquiera miró a la recién llegada. Salió al balcón con la mandíbula apretada lanzando explosiones al aire que hicieron levantar el vuelo a toda la fauna local. A la castaña le dio miedo. Era como si la magia negra brotara de Bellatrix desesperada por encontrar un objetivo. Aún así, estaba acostumbrada a tratar con Sweeney en circunstancias similares.

Se acercó a ella con cuidado. El palo mágico de la mortífaga le imponía más que la navaja de Mr. T, a ella no se atrevía a ponerle una mano encima. Así que adoptó otra estrategia. Se apoyó en la balaustrada y observando las explosiones que ocasionaba la bruja comentó:

-Hoy he leído sobre un deporte llamado quidchit, me gustaría hacer eso, lo de volar en escoba. Debe ser divertido aunque no suena muy seguro...

Bellatrix no parecía prestarle atención, pero tampoco le había gritado que cerrara la boca o que se largara, así que continuó con su monólogo:

-Me gusta lo de ser golpeador y poder golpear a la gente. Yo lo hacía con el rodillo de amasar cuando intentaban hacerme alguna inspección de sanidad en la tienda. No es que disfrute golpeando a funcionarios, pero era evidente que no las iba a pasar... Convivía con cucarachas tan grandes que merecían ser tratadas de usted.

La mortífaga se abstuvo de hacer comentarios, no obstante, las explosiones cesaron. Nellie siguió hablando intentando provocar alguna reacción.

-Si se hubiese reconocido mi obvio estatus de sangre pura y hubiese ido a Howuars hubiese sido la capitana de sylterin -aseguró con orgullo.

-¡Ni eres de sangre pura, ni hubieses sido capitana de slytherin! ¡Sly-the-rin! -estalló la bruja- Lo fui yo desde el tercer año.

-Yo lo hubiese sido desde segundo y solo porque en primero hubiese estado ocupada buscando escorbutos en el Bosque Cladestino. He visto fotos y son muy adorables y roban dinero, eso es muy práctico.

La morena la miró con ojos desorbitados y llevándose las manos a la cabeza exclamó:

-¡Por Salazar, qué dices! Se llaman escabartos, ¡es-car-ba-tos! El escorbuto es una enfermedad asquerosa. Y es el Bosque Prohibido, ¡¿cómo demonios va a ser un bosque clandestino, tú crees que puedes ponerlo y luego esconderlo?!

Juntas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora