Tu perfume entre la nieve (Tian Guan Ci Fu) (Fengqing)

Capítulo 5 ~ Cálido miedo

Feng Xin jamás pensó que tantas cosas podrían llegar en menos de dos semanas , el descubrimiento de aquello que siempre se tuvo la lado pero jamás se notó, era siempre mucho más abrumador que aquello que llegaba al entendimiento en un instante.
Los últimos días habían pasado rápido y entre sorpresas cada vez más interesantes. Feng Xin pasaba cada uno de aquellos sucesos por algo que jamás creyó posible: una mirada de ojos avergonzados, una risa suave, un sonrojo, un toque cálido y, a veces, una voz simpática pronunciando su nombre. Mu Qing era todo eso. Y Feng estaba seguro de que era mucho más.

Su extraña amistad había empezado y a pesar de que, en el fondo, existía un pequeño temor a ser algo molesto para el otro, habían pasado aquellos días de manera muy cómoda. Es cierto, antes pasaban el tiempo juntos porque siempre estaban junto a Xie Lian, pero Feng Xin sabía que siempre había una molesta e incómoda atmósfera entre ellos, y si tuviera que admitirlo, diría que en su caso esa molestia hacia Mu Qing era fingida.

En el pasado mantenían distancia, siempre intentando alejarse más del otro, pensando que su cercanía era la razón de la molesta sensación entre ellos.

Feng Xin jamás hubiera pensado que la solución a eso sería completamente lo contrario.

Habían empezado a acortar la distancia física, desde aquel día, caminaban juntos y cada uno sentía como el aire se volvía mucho más fresco y el cuerpo mucho más liviano, las sensaciones internas eran mucho más cálidas. Aún sufrían empujones de parte del otro, era cierto, pero por alguna razón, la fuerza en esos golpes era mucho más de compañerismo que de furia real. Feng Xin aún no podía asimilar que aquellos golpes que antes Mu Qing le propinaba y le terminaba dejando algún moretón, hubieran pasado a ser simples toques que no podían demostrar odio alguno.

Feng Xin seguía soltando insultos, sin embargo, su tono había cambiado a uno más calmado y siempre acompañado de una sonrisa de lado en sus labios.
Era un cambio demasiado radical para ambos, pero era agradable.

Las reacciones a ese nuevo entorno habían sido muy variadas y para nada disimuladas, incluso los profesores parecían notar el cambio, dos de ellos, sobretodo, quienes eran siempre los que tenían que detener alguna de sus peleas  cuándo, en el pasado, ninguno de sus amigos podía, parecían sobretodo impactados.

Mei Nian Qing había quedado con la taza de té a medio camino de sus labios, cuando los miro conversar, durante el almuerzo, sin que ninguno de los dos quisiera matar la otro ni lanzarle su bandeja de comida.

Shen Qingqiu se había quedado sin aliento, cuando al estar escribiendo algo en el pizarrón, había escuchado las voces de ambos cruzarse y desde ese instante ya había previsto la pelea que se venía, había volteado la mirada para notar que Mu Qing le explicaba algo a Feng Xin, quién parecía bastante concentrado en sus palabras. Mu Qing parecía haber soltado algún comentario molesto hacia Feng Xin, pues el otro había fruncido el ceño, Qingqiu se debatía en llamar su atención para evitar algún enfrentamiento, pero lo que sucedió después casi le hizo soltar el marcador entre sus dedos. Feng Xin había bufado con una risa y había empujado levemente su mano en el hombro de Mu Qing, y el otro solo había rodado los ojos, negando de manera suave, para voltear a ver sus apuntes con una sonrisa casi invisible.

Shen Qingqiu solo había soltado un "Pero, ¿que demonios?" entre el leve bullicio de sus estudiantes.

Luo Binghe, ese extraño estudiante de último año, quién le había pedido clases particulares, -aun si no las necesitara, pues sus notas eran casi las mejores- y que insistía en no despegarse de él e incluso se ofrecía a ayudarle, -a veces escapando de clases- volteó a verlo con una mirada preocupada.

—Shizun, ¿Pasa algo?

Shen Qingqiu solo había negando con la cabeza, antes de voltear hacia el pizarrón, aún impactado por la creciente sorpresa.
—Binghe.
—Dime, Shizun.
—Prepárate.
—¿Para qué?
—Hoy se acaba el mundo.
—¿Eh?— los ojos de Luo Binghe brillaron con confusión entre aquellos mechones rizados.