Capítulo 22 ~ Las notas del mismo piano.

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La confianza, la lealtad, la sinceridad y el simple hecho de ver a otro como alguien a quien le darías algo que a ninguno, son el tipo de cosas que nos muestran cuan ciegos o enamorados estamos. A veces, aunque duela, son las dos cosas.

A Feng Xin le han mostrado las dos cosas al mismo tiempo, así, de golpe, como el corte rápido e inesperado de una cuchilla afilada, al principio asimilas la herida, pero luego el dolor viene y ni siquiera piensas en lo que hiciste para merecer algo como eso, simplemente te aferras a la herida para no desangrarte, porque es lo único que queda.
¿Qué más podría quedarle a un herido de guerra, a la que fue por voluntad propia y la perdió? Eso es, dejar que cicatrice e intentar no abrirla, puede no ser tan difícil, pero para alguien que fue a la guerra sin defensa ni precaución, las heridas no son leves.

Oh, Feng Xin, fuiste a una guerra en la que pensaste no ibas a ser herido, dejaste de lado un escudo y te mostraste con aquella franqueza tan propia de tí, fuiste impulsivo y abrasaste todo, como un sol de verano, pero el invierno fue mucho más cruel.

Feng Xin siempre fue sincero, quizá demasiado, su carácter gozaba de una franqueza que casi rozaba la imprudencia. Su madre dijo una vez que sus impulsos eran mucho más rápidos a la hora de decir algo, pero Feng Xin siempre le dijo que lo único que hacía era decir la verdad.
Demasiado sincero para un mundo oculto como ese, incluso si su sinceridad resultaba desastrosa, como la vez que salió del closet mientras su padre conducía y su madre leía el artículo de una revista en el asiento del copiloto.
Recorrieron un par de cuadras más en un silencio casi mortal, cuando su padre, para su sorpresa, habló.

"Bien. Para ser un evento como éste, creo que merecía que lo dijeras en la cena de hoy en lugar de la parada de un semáforo"

"Ésta noche tienes turno en el hospital, papá" Feng Xin contraatacó "solo podría decírselo a mamá y no querrías que te lo dijera por teléfono, ¿Verdad?"

"Solo bromeaba A-Xin" su padre sonrió con la misma expresión sincera que le había heredado a su hijo, a través del espejo retrovisor "me alegra... y espero que sepas que ésto no cambiará nada, ¿Verdad?"

Feng Xin le regaló la misma sonrisa "lo sé"

"Yo me lo esperaba. Y estoy feliz por tí" eso fue lo único que dijo su madre con una sonrisa "¿Que? No me mires así, soy precisamente tu madre , así que no esperes que no lo sepa. Llámalo instinto o lo que quieras"

Los otros dos solo intentaron procesar aquello. Si era sincero, a Feng Xin no le sorprendería que su madre lo haya sospechado incluso antes de que él se diera cuenta y que incluso su padre notara lo que ella había dicho. No era un secreto que padre e hijo eran igual de despistados.

Siempre fue sincero. La sinceridad se media en dos formas, según él, en la primera, eres demasiado sincero porque no te importa lo que piense el resto del mundo, y en la segunda, eres sincero porque te importa demasiado lo que piense solo una pequeña parte de ese mismo mundo.

Para Feng Xin, la primera puede resultar en una simple opinión, pero la segunda, conlleva algo mucho más importante. En la segunda forma, no puedes ser sincero con alguien si no confías lo suficiente en él y al mismo tiempo, ese alguien no confía en tí, para Feng Xin, después de aquello vienen los inicios de la lealtad, y si no es así, si ninguna funciona bien, Feng Xin siempre evitará formar un vínculo profundo con ese alguien.

Sucedió con Xie Lian antes y después de su separación, la lealtad estuvo medida por el lazo que se había formado desde que se conocieron y seguía ahí, por eso no fue difícil recuperarla.
Y con él, solo bastó una pequeña charla para ver que la confianza sería tan fácil, no hubo necesidad de años de convivencia, ni promesas de niños, a veces la confianza nace solo con aquellos con quiénes está destinada a nacer. A veces deben pasar años, pero a veces solo bastan algunos días.

Tu perfume entre la nieve (Tian Guan Ci Fu) (Fengqing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora