El frío de la tarde fue disminuyendo al paso de las horas, volviendo el paisaje mucho más llevadero. Mu Qing dió un vistazo por la ventana, mirando la delgada capa de color blanco en el camino o cubriendo la superficie de las ramas de algunos árboles al otro lado de la calle. Dió un suspiro y giró de nuevo su mirada a lo que estaba haciendo.
Después de llegar a casa, aún turbado en medio de todo lo que había pasado aquella tarde, la propuesta de Feng Xin, la decisión en el tono de sus palabras y luego aquel toque cálido sobre su piel ya fría por la nieve, lo único que pudo hacer Mu Qing fue intentar distraer su mente en algo más que logrará quitarle el recuerdo de los ojos color miel de Feng Xin entrecerrados y fijos en los suyos y su respiración tan cerca de sus labios, en la que se podía percibir un leve aroma a café dulce, recordándole a Feng Xin y su adicción al café. Mu Qing gruñó frustrado, nunca le había agradado el café, pero sentirlo entre los labios del castaño era... insoportable e irresistible.
Por esa razón, había terminado en la cocina, frente a una tabla de cortar y con un cuchillo en la mano, rebanando algunas verduras para...para...¿Que era lo que había pensado cocinar?
Mu Qing suspiró, dándose cuenta de que, en medio del recuerdo de lo que había pasado, había terminado olvidando lo que iba a preparar.Maldito Feng Xin.
Ese idiota. ¿Por qué tenía que decirle algo así, en ese preciso momento? Precisamente cuando...El repentino sonido de su teléfono sobre una mesa cercana, llamó su atención, el dispositivo sonó una vez con el típico sonido de un mensaje.
Mu Qing se tensó en su lugar, vaciló y se quedó congelado por un par de segundos hasta que decidió seguir en el trabajo de cortar.
El teléfono recibió un segundo mensaje.
Mu Qing tragó saliva.
No quería pensar que aquellos mensajes que llegaban eran de alguien en particular, pero desde que recibió aquel extraño saludo desde ese número desconocido -que personalmente podía decir que si lo conocía- estaba empezando a volverse bastante paranoico con respecto a todo lo que sucedía a su alrededor, ya fueran mensajes, personas cerca de él o incluso lo que estaba haciendo.
Mu Qing suspiró cansado, dejó el cuchillo a un lado de la tabla de cortar y se pasó una mano sobre el rostro.
Había pasado bastante tiempo desde la última vez que había estado en ese lugar, ¿Cuánto había pasado? ¿Cinco meses? ¿Seis? No lo recordaba, pero lo único que sabía era que el tiempo que haya pasado era suficiente para que ese tipo dejara importunar en su vida.
Lo que sea que él planeara al volver a molestar de esa manera, estaba alterando a Mu Qing, y aunque lo negara, le preocupaba que se atreviera a hacerle algo a Xie Lian, a He Xuan, a él mismo y sobretodo le preocupaba que pudiera hacerle algo al idiota de Feng Xin.Mu Qing resopló algo frustrado.
¿Por qué Feng Xin tenía que haberle dicho todo aquello en un momento como ese? Aún peor, no entendía como él mismo había sido capaz de negar todo con una firmeza en su voz que casi no creyó que había salido de sus labios, y todo para que al final, Feng Xin no le creyera una sola palabra. Mu Qing no sabía si sentirse bien porque el castaño no había creído aquello, o mal por la misma razón.Mu Qing lanzó un pequeño suspiro y tomó de nuevo el cuchillo para seguir cortando.
El peliplateado conocía a Feng Xin y su terquedad en todo, casi podía adivinar que el castaño, si en verdad no había creído aquellas palabras, seguiría insistiendo con aquello hasta que Mu Qing lo mandara al demonio. El único problema en todo eso, era que Mu Qing no estaba tan seguro de si terminaría haciendo aquello o si terminaría cayendo ante él.
Pero si era sincero, caer en los brazos del castaño no parecía tan mala idea.Mu Qing frunció el ceño al analizar su último pensamiento y luego clavó el cuchillo con aún más fuerza de la necesaria, dejando un rábano blanco partido a la mitad y una señal de corte en la superficie de madera de la tabla de cortar. Lastima por la tabla de cortar, pero Mu Qing tenía que descargar su ira y frustración, y si debía hacerlo con los implementos de la cocina, lo haría. Cortó el resto del rábano en rebanadas y luego la dejo en un bowl cercano, pasó un segundo rábano e hizo lo mismo.
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Tu perfume entre la nieve (Tian Guan Ci Fu) (Fengqing)
Fanfiction-Él es como un clavel en invierno- susurra Feng Xin - el maldito es fuerte, frío y orgulloso entre la nieve, y la escarcha helada, en lugar de maltratar sus pétalos, lo hacen jodidamente encantador... ~~~~~~ Sus destinos chocaron mucho antes de lo q...