EPÍLOGO

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Acostado en la cama, enredado entre las sábanas revueltas, Jimin estaba acurrucado junto a Taehyung. Tenía la cabeza apoyada en el hombro de Taehyung y estaba tocando distraídamente el anillo en el dedo de Taehyung. Ellos estaban casados. Ahora era Park-Kim Jimin. Y no pudo borrar la enorme sonrisa de su rostro al pensar en la propuesta y el compromiso que se habían hecho el uno con el otro en el tribunal ese mismo día.

Taehyung le besó la parte superior de la cabeza y luego tomó su mano, alineando sus anillos. Él también tenía una sonrisa que iluminaba su rostro.

—Dios, te amo.

Él inclinó su cabeza hacia arriba para encontrarse con la mirada de Taehyung. Se inclinó para un suave beso.

—Te amo, Sr. Park-Kim. Taehyung se rió entre dientes.

—Eso tiene un buen toque.

Subiéndose al pecho de Taehyung, Jimin preguntó:

—Tengo curiosidad, ¿cuándo elegiste el anillo?

—Ah... —Taehyung pasó su mano por la espalda de Jimin. —Fue en realidad el día en que Bentley vino detrás de ti. Parte de la razón por la que tuve esa crisis, —admitió.

Las cosas sobre ese día ahora tenían un poco más de sentido. Podía imaginarse cómo se había sentido Taehyung, ser tan feliz luego haber aplastado esa alegría. Pero lo habían superado juntos, y le había demostrado a Taehyung que no iría a ninguna parte. Jamás. Acarició la mejilla de Taehyung, frotando sus labios.

—Sabes, si me hubieras preguntado esa noche, hubiera dicho que sí en un abrir y cerrar de ojos.

—Sí, lo sé—. La sonrisa de Taehyung regresó. —Fue tan difícil estos últimos meses no preguntarte. Lo quería tanto, especialmente en Navidad.

—Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de proponerme en la ceremonia, —le dijo Jimin. —Pude ver nuestro futuro tan claramente y solo quería que nuestros sueños se hicieran realidad.

Taehyung pasó sus dedos por el cabello enmarañado de Jimin.

—Lo han hecho y será mejor que pienses en algunos nuevos porque también los haré realidad.

Niños. Cerca blanca. Ellos ya tenían el perro. Un feliz para siempre, del tipo que no sucedía con la suficiente frecuencia, pero que lo habían conseguido. Y él no podría estar más feliz. Tenía a Taehyung para siempre y todo lo que quería era hacerle el amor, perderse en este hermoso momento y el hombre que era todo su mundo.

—Está bien pero por ahora, solo sigue dándome esos besos.

Taehyung los rodó para que él estuviera arriba y luego atrajo a Jimin para un largo y lento beso.

—¿Te gusta esto? —Respiró. Besó la mandíbula de Jimin. —Tan hermoso, y todo mío.

—Siempre, —prometió Jimin, entrelazando sus manos.

FIN

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