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Spring Lake, Carolina del Norte

De vuelta a casa, bueno, no a casa, como durante casi un mes había estado mirando las cuatro paredes del hospital en la base, Taehyung dobló la nota y garabateó el nombre de Jimin en ella. Jimin estaba tan cerca pero tan lejos. Pensó que había sido el destino el que Jimin viviera cerca de la base en la que estaba estacionado. Ahora, su corazón se sentía como si se estuviera rompiendo. Pero tenía que hacerse. No quería que Jimin lo viese así. No quería que se sintiera obligado a quedarse y estar con un hombre roto.

Bentley entró en la habitación de su hospital. Arrojó a Taehyung un Snickers.

—Tengo tu favorito.

—Gracias. —Taehyung miró la nota. —Escucha, te llamé porque quería pedirte un favor.

—Claro, ¿qué es?

Taehyung no tenía a nadie más, así que se vio obligado a preguntarle a Bentley porque no podía abandonar el hospital. Jimin merecía una explicación y se aseguraría de que obtuviera una. No quería que Jimin pensara que lo había abandonado. Por supuesto, Jimin no pensaría eso: asumiría que algo andaba mal y vendría a buscarlo. Y él no podría tener eso. No cuando él estaba así.

—Jimin me estará esperando más tarde y quiero que le des esto. Bentley tomó la nota ofrecida.

—¿No vas a verlo entonces?

—¿Así? Diablos, no.

Dejándose caer en la silla a su lado, Bentley se inclinó hacia adelante.

—Lo entiendo. No te preocupes, me ocuparé de eso. —Extendió la mano por un segundo para ahuecar la mejilla de Taehyung. —Me asustaste muchísimo.

Taehyung quería retirarse, pero si enojaba a Bentley, no haría lo que le pedía. Entonces, en cambio, dijo:

—Gracias por lo que hiciste. Me detuviste para que no me desangrara hasta la muerte.

—En cualquier momento. Tengo tu espalda incluso si me odias por lo que pasó entre nosotros.

—No te odio. Ya no. —No me importa nada más.

—Me gustaría. Lamento no poder ser lo que querías. —Bentley en realidad sonó sincero, lo cual fue sorprendente. —Jimin está bien, por lo que dijiste. Tal vez al menos deberías dejarlo decidir.

—No, no voy a poner esto en él. Jimin podría haber querido un compromiso mío, pero no así. Solo por favor entrega el mensaje

—Está bien, bueno, pase lo que pase, estoy aquí. —Bentley se inclinó un poco más y Taehyung pensó que podría besarlo, que era lo último que quería. Él esperaba los besos de Jimin, pero eso nunca sucedería. Para colmo de males, Bentley se estremeció al mirar el cuerpo de Taehyung y se levantó rápidamente. —¿Qué hora?

—Dos. Deberías hacerlo.

—Está bien, voy a planear qué decir. Vendré después y te haré saber cómo fue.

—No quiero saberlo. —Taehyung se abrazó y se encogió al ver la compasión en los ojos de Bentley. Incluso cuando no había querido tener nada que ver con Bentley, siempre había tenido lujuria en su mirada. Ahora se había ido, reemplazado con una mirada que confirmaba que no era nada atractivo ahora. —Solo vete, por favor

* * * *

Con un suspiro, Jimin miró el reloj en la pared más alejada del café.

Taehyung llegaba casi cuarenta y cinco minutos tarde. Jimin estaba empezando a preocuparse, su preocupación aumentaba con cada minuto que pasaba. No había tenido noticias de Taehyung desde su última carta hace más de un mes.

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