IV

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Al principio quede anonadado, no esperaba a un Alfa tan atractivo esperando por mi en el pórtico de mi casa, su mirada seria y calculadora, se podía leer que no era el típico Alfa que muestra cariño en la primera cita, además debía agregar que fue algo obligada.

Revise que tuviera todo, mi billetera, mi celular, las llaves y un condón, por si las dudas.

Salude correctamente al Alfa frente a mi, él me devolvió el gesto y me guió a su precioso auto color negro. Nos subimos.

- Mi plan para nuestra salida es cenar en unos de los más elegantes y de alto gusto culinario, después, si es que nos apetece, ver una película o simplemente ir a una pista de baile con excelentes canciones a elección.- Dijo con bastante calma, ¿acaso Loki no pudo encontrar a alguien más correcto? O, esperan, esa persona ya está con alguien.

- ¿No te gusta improvisar?- Pregunte juguetón.

- No. Siento que improvisar es para hombres con poco aprecio, alguien a quien no le guste pensar detenidamente en su cita y espera a que todo salga bien. Yo, por otro lado, me gusta estar preparado.

No dije nada más, sentía que su punto de vista podría estar acertado. Bueno igual depende de quien es la persona.

Recuerdo que mis citas con Steve, él jamás preparaba nada, siempre dejaba que todo fluyera naturalmente. Steve no me llevaba a citas caras ni de etiquetas, simplemente terminábamos comiendo una hamburguesa de queso en el local más cercano. Después íbamos a un bar o a nuestra casa, poníamos música y disfrutábamos de nuestra compañía. Dormimos abrazados y satisfechos.

Llegamos, Stephen se estacionó, y me invitó a bajar, me ofreció su brazo una vez que estuvo junto a mi, le dijo a la encargada el número de su reserva y nos guiaron a nuestra mesa. Por dentro la decoración era hermosa, las flores en los pilares y las pequeñas enredaderas le daban un toque especial.

Tomamos asiento donde se nos indicó, el camarero llegó con la carta. Stephen pidió un filete, ensalada y un poco de papas doradas, yo, aún no sabiendo que escoger, pedí lo mismo que él.

Todo fue demasiado agradable para mí gusto, una cena digna y una compañía agradable. Terminamos cerca de dos horas después.

De regreso a mi casa, invité a Strange pasar a beber algún trago. Muchas cosas llevaron a la otra y en resumidas cuentas termine usando el condón que guardaba en mi bolsillo.

Fueron dos días de sexo, y solo era eso.

🥀

Domingo muy temprano, mi cabeza dolía al igual que mis cadera y piernas. El olor a sexo era muy evidente en la habitación. Con gran esfuerzo busque mis pantalon de pijama y mi bata, teniendo cuidado con despertar a la persona a mi lado. De un momento a otro mi garganta comenzó a picar y el conocido síntoma del vómito se hizo presente, corrí como pude al baño y devolví al inodoro todo lo comido con anterioridad, ya me estaba hartando de esto por lo que le pediré a Pepper una hora con algún doctor.

Una vez lavado mi boca, el conocido sonido de la puerta me alertó.

¡Había llegado Peter!

Con una tranquilidad fingida baje los escalones, ahí me encontré con mi bebé, quien portaba una gran sonrisa, y Steve.

Peter me sonrió aún más cuando me vio y vino unos segundos después a abrazarme, estaba rogando que él no tomara en cuenta el olor. Por otro lado, Steve me miraba con su ojo crítico y un gran ceño.

- No hubo problema alguno con Peter.- Hablo lentamente.

- No papi, me divertí mucho, y tía Sharon cocina muy rico.- Una sonrisa algo forzada apareció en mi rostro; esa perra.

- Me alegro cariño. ¿Por qué no te despides de papá Steve?- Peter asintió y acato lo pedido. Steve lo recibió y se dieron un reconfortante abrazo.

-... y Anthony, procura hacer ejercicio y comer lo adecuado...- Con eso se marchó.

Ese desgraciado...¡¿Acaba de llamarme gordo?!

Hasta que tú nos separes |Superfamily, Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora