Blood

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Los días pasaron sin mayores imprevistos, faltaban dos días para el cumpleaños de Rusmiet, así que la gente que organizaría un gran evento, comenzaba a moverse para que todo estuviera listo.

- mamá, ya te dije que no te preocupes por un regalo, no es necesario - Rusmiet estaba cargando una caja llena de cosas suyas, por fin se llevaría lo que le faltaba para terminar con su nueva casa. México le ayudaba con algunas cosas mientras que Rusia preparaba algo de beber. Rusmiet sintió como si algo le pícara en el brazo, sólo lo ignoró

- Pero, algo debes querer, una mochila, unos tenis, un celular, ¿Algo?...- Rusmiet metió la caja de cartón en la cajuela y se paró de frente a su madre. México puso una bolsa con ropa en la cajuela y se cruzó de brazos esperando que Rusmiet le diera alguna idea de que quería.

- me haría feliz un perro o un gato - Rusmiet pensó en el jardín tan grande que tenía, había espacio de sobra para una mascota - o una sudadera - el chico sonrió al ver a México frustrarse con la última frase.

- bien, eso es todo lo que necesitaba - el mexicano miró las cajas dentro del carro. La nostalgia llegó y empezó a adentrarse en México y su hijo lo notó al instante.

- sabes que no me voy para siempre, sólo me llevaré mis cosas... Es un paso grande, pero tengo que hacerlo - Rusmiet abrazó a su madre y México sonrió recordando todos los momentos que habían vivido - ya lo habíamos vivido antes, ahora sólo lo estoy terminando -

- mi bebé...- susurró México en sus brazos, le vino la imagen de Rusmiet recién nacido en sus brazos, estirando sus manitas y durmiendo.

- te amo - Rusia salió con tres vasos de jugo de mango con tajín; cuando el vió la combinación pensó que sería horrible tomar eso, y ahora era de sus bebidas sin alcohol favoritas.

- ¿De qué me perdí? - los mexicanos sonrieron y tomaron sus vasos.

- de nada, vamos para adentro, necesito contarles algo - Rusmiet cerró el carro y avanzaron hasta entrar a la casa en la que la Unión había crecido. México abrazó a Rusia y le dió un beso en la boca, el ruso disfrutaba de la espontaneidad de México.

- bueno, tal vez ya lo saben, tal vez no, el caso es que ya es oficial y es serio...- Rusmiet bebió todo de un trago - Alnia y yo somos novios - México sonrió y Rusia igual, sólo que más discreto.

- ¡felicidades! -

- me alegro por ustedes - Rusia sonrió con su hijo como si compartieran la misma idea y Rusmiet le guiñó un ojo cuando México se volteó hacia la puerta; un ruido se escuchó, como si hubieran abierto de golpe y algo o alguien hubiera tropezado. CDMX entró corriendo y con polvo en la cara y en la ropa.

- ¿Que te pasó? - México se acercó a su ex estado y sintió el miedo en él.

- ¡nos están atacando, ya derribaron dos edificios! - Rusmiet dejó el vaso en la mesa y tomó a CDMX del brazo para que lo viera bien a los ojos. La capital respiraba asustado y tenía los ojos abiertos tanto como podía.

- dime qué no han atacado aún el área este de la ciudad - Rusmiet empezaba a hiperventilarse.

- creo que van para allá -  el ruso soltó al estado, no se despidió. Subió a su auto y CDMX al suyo, el motor del carro de Rusmiet rugió  cuando el muchacho arranco. Tenía miedo de que llegarán y atacarán el edificio de en el que estaba Alnia.

- Méndez, quiero que envíes un pelotón aéreo, también envía uno por tierra -

- señor, los cazas comienzan a despegar ¿Ya sabe quién nos ataca? -

- no, pero tengo una idea, ahora envía a alguien con mi equipo, necesito estar preparado -

- de inmediato señor -

Con La Sangre De Leyendas. [RUSMEX] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora