Con La Sangre De Leyendas. [RUSMEX] Segunda Temporada

Después de la lluvia...

La lluvia no había parado pero sí disminuído lo suficiente para que hubiera un poco de luz junto con el gris del cielo. Ucana seguía durmiendo después de salir de la anestesia y USA en su soledad observaba las gotas resbalar por el cristal

-just because of my stupid fear you're here ... ( Sólo por mi estúpido miedo estás aquí...) - se lamentó el estadounidense a la par que limpiaba sus lágrimas y luego se acomodaba en ese sillón de color beige que lo inducía a una intensa melancolía.

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- ¿No lo ves? Duele esto de una forma horrible, y lo peor es que es cierto... - México estaba acompañando a su hijo mientras comía un poco, no tenía mucha hambre pero necesitaba comer.

- ¿Te he contado cuántas veces he estado en el campo de batalla? - el mexicano suspiró al ver a su bebé tallar su ojo izquierdo, parecía desoriento en algunos casos.

- no hablo de eso mamá... - el joven ruso dejó la gelatina a un lado ya sin ganas de seguir probando la insípida gelatina.

- lo tienes que arreglar - México tomó el vasito con gelatina y tomó un poco - abre la boca - simuló un avioncito y lo acercó a Rusmiet.

- ¿Qué haces?...- el chico miró confundido a su madre y México soltó una risita tierna aún con la cuchara en la mano.

- así hacía que comieras de chamaco, y aún debe funcionar - le guiñó un ojo a su retoño y éste abrió la boca para que le diera el bocado.

- ya estoy grande para hacer esto...- Rusmiet sonrió un poco en la oscura habitación; por órdenes del doctor la habitación tenía que estar lo más libre de luz que se pudiera para que los resultados de la operación fueran positivos tanto como tenían esperado.

- cuando aprendas a controlar tus alas dejarás de ser un niño para mí. No sé si lo sabías, pero si hieren una de tus alas, no podrás ocultarlas hasta que estén recuperadas - Rusmiet suspiró, se removió en la camilla y su madre dejó el vasito en el buró.

- a veces me pregunto ¿Qué hubiera pasado si no hubiera hecho todo eso?...- el ruso recargó su cabeza en la pared y tragó saliva; estaba perdido en un inmenso abismo de pensamiento de lamento y culpa que no podía evitar sentir.

- aún si quisieras volver en el tiempo, no podrías cambiarlo, por que, con el simple hecho de no hacer o hacer algo, cambiarías todo, y el tu del presente terminaría perdido o muerto...- México entendía cosas que a simple vista parecían locas.

- tal vez valdría más la pena que yo estuviera muerto a que esa gente lo esté...- al ruso le vino a la mente la imagen clara de todos los muertos y heridos del campo de batalla, misma tierra que ahora se mostraba inundada de sangre y la lluvia de la tormenta.

- no vuelvas a decir eso, jamás vuelvas a hacerlo- al mexicano se le hicieron cristal los ojos, apuntó con coraje a Rusmiet y luego tragó su llanto - no sabes cuántas veces deseé que eso no hubiera sucedido, me duele aún, y veo las marcas y sé que la idea de perderte es la misma que la de aquella vez...- Rusmiet se sintió culpable.

- perdón, yo...- calló.

- ¡No! No hay ninguna excusa para eso, no debes pensar que morir es la opción, no sabiendo que hay alguien allá afuera que te ama a parte de tu familia, no sabiendo que tantas cosas dependen de ti ¡En tu vida vuelvas a decirlo! - México lo regañó como hacía mucho no lo hacía, sus ojos café tostado brillaron con las lágrimas y las secó de inmediato - te pude haber perdido hace veinte años, y no pasó, no quiero perderte ahora...-

Rusia entró a la habitación y México sólo se limpió las lágrimas para luego reír. Rusmiet entendió que debía disimular como todos ellos sabían.