"Derramando la Sangre de Una Leyenda"

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El tiempo establecido para aquella reunión había terminado, Rusia y México se habían levantado temprano para ocuparse de sus asuntos. URSS hizo lo mismo, y Rusmiet durmió hasta tarde, era extraño ya que el muchacho casi siempre estaba despierto muy temprano.

Pasó la mañana, pasó la tarde y llegó la noche, una noche cálida, de vientos frescos y nubes con escasas. Rusmiet estaba tirado en el pasto del jardín, se levantó cansado y  entró a la casa observando todo a su paso, la cocina, la sala, el comedor y el recibidor.

El muchacho subió las escaleras hacia su habitación, le pesaba el cuerpo y les sentí cansado sé estar ahí; su respiración se convirtió en pequeños sollozos inaudibles; su piel se veía pálida y sus ojos estaban rojos, las ojeras eran más oscuras de lo que nunca fueron. Su fuerza se había ido, y, aunque aún se mantenía en forma, no tenía la energía que necesitaba para poder revivir los colores que habían muerto con él desde que salió del hospital.

buscó en un cajón todas las cartas que había escrito,algunas de ellas tenían manchas de la pluma que se había escurrido por las lágrimas del muchacho. las buscó una por una y sin prisa de nada, tomó su tiempo para mirar cada una de ellas, leer algunas palabras, igualmente tomó su tiempo para imaginar a cada una de las personas a las que iban dirigidas esas cartas que no contenían más que la verdad de ese mundo devastado y hecho un caos en el  que se había convertido su mente. Las metió en un sobre de color amarillo. Llevo su mirada hacia sus brazos y suspiró; selló el sobre  y se quitó la sudadera dejándola caer sobre la cama. Se miró en el espejo de la recámara y colocó su ushanka.

Observó detenidamente su habitación, miró la cama en la que alguna vez durmió con las personas que lo habían hecho suspirar y perder la noción del tiempo. Permaneció con la vista ahí un momento, sintiendo volver a vivir los buenos momentos en esa habitación.

"- ayúdame a cargar esto...- pidió el joven ruso a su amigo; estaban acomodando los muebles de la recámara para poder dar por terminada la nueva casa de Rusmiet.

- ¿Cuánto es van a dormir en esta cama, cinco personas? - se burló OFNUBI al ver el colchón aún envuelto en plastico.

- sólo yo, pero me gusta estar cómodo... -  Rusmiet terminó de acomodar el colchón y miró su habitación satisfecho.

- felicidades por tu casa - sonrió el muchacho - deberías decirle a tus padres sobre esto -

- lo haré después, primero debo terminar los asuntos de la oficina y también terminar de arreglar detalles mínimos - Rusmiet  cruzó sus brazos, no perdió la sonrisa aún después de haber hecho cuenta de los pendientes que tenía.

- necesitas respirar un momento, no todo es trabajo...- la agencia le dió una palmada en la espalda, los dos sonrieron y el ruso seguido metido en su cabeza por un largo rato "

Se acercó al clóset, lo abrió y de una caja sacó la navaja que había dejado guardada durante años, la tomó con cuidado, sintiendo lo gastado del material, apreciando cada pequeño detalle que el tiempo y el use le habían dejado. La abrió y delineó el filo de la hoja con un dedo; lo hizo lento y sin presión; volvió a mirar la habitación, hallando cerca de él a su gato; se agachó y le acarició la cabeza y los omóplatos. El animal había notado la actitud de su dueño, del único al que seguiría y defendería con su vida; lamió la mano del muchacho y éste se levantó ya sin ganas de seguir viendo al ser que tanto lo adoraba.

Con La Sangre De Leyendas. [RUSMEX] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora