Natalia tenía tensas hasta las pestañas en aquella habitación. Sentada en un extremo de la cama, con las piernas recogidas, mantenía su mirada fija en la pantalla del portátil de Alba, donde se reproducía aquel capítulo que habían empezado a ver hacía poco más de treinta minutos. Pero Natalia, no le estaba prestando realmente atención, al igual que tampoco Alba. Pero ninguna de las dos, se había dado cuenta de eso.
Alba en varias ocasiones, miraba a la morena por el rabillo de ojo que parecía no quitar la vista de la pantalla y aprovechaba aquella concentración, para disfrutar de aquellas vistas que tenía al lado. La morena, por su parte, no se había movido desde que se sentó sobre aquel colchón, no estaba incómoda pero se había puesto nerviosa y tampoco es que se le diera demasiado bien no ser una obvia. Trataba de mantener la atención en la serie, tampoco le parecía tan mala. Pero su cabeza volaba fuera de allí, intentando averiguar porque Alba había hecho eso. Siempre le daba vueltas de más a todo. Según pasaban los capítulos, su cuerpo se iba relajando, llegando a tumbarse en aquella mitad de la cama. Relajación que también iba percibiendo Alba y se iba escurriendo poco a poco en la cama, hasta que sin quererlo rozaron sus manos. Natalia dejó de respirar y miró con cara de pánico a Alba, que se había girado de lado y así, quedando casi de frente a la morena, rompió el roce.
- ¿Estás bien? - Preguntó con un hilo de voz.
-Sí, es solo que.... - Dijo atropelladamente.
-Perdona si te molestó que te tocase, fue sin querer.
-No es tu culpa, es solo que no llevo bien que me toquen, en general. - Intentó decirlo con tacto, pero la cara de Alba de confusión y con la disculpa incrustada en la mirada, la retorció por dentro. - Me explico fatal, perdona.
-No, lo he entendido, tranquila. - Se reincorporó en la cama y paró la serie. - Si quieres podemos dejarlo.
-No, Alba, por favor. - Dijo con tono de súplica. No podía decirle nada, pero tampoco quería incomodarla. - Sigamos viéndola.
Por un momento, se planteó realmente subir el ordenador a sus piernas y rodear a Alba con sus brazos, pero no quería ni cabrear a la rubia, ni que a ella misma le diera un infarto por hacer eso. Permaneció en la misma posición que estaba, sin moverse. Dándole vueltas en su cabeza como explicarle su situación a su compañera de piso, para que entendiera que no era culpa de ella. También se dio cuenta, esta vez sí, de que Alba la miraba de vez en cuando y se sonrojó cuando sus miradas chocaron, escondiéndose tras las mangas anchas de su sudadera gris.
-Que sepas que eres adorable. - Soltó Alba achinando los ojos y mirándola con una ternura de la que ni ella era consciente.
-Que sepas que tú también. - Aún escondida, como una niña pequeña miraba divertida a la rubia que le enseñó la lengua y volvió a mirar la pantalla del ordenador, sin prestarle realmente atención. Aquella forma de mirarla que le había regalado Alba, se llevaba gran parte de su atención en aquel momento.
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No había querido ni cenar y ponerse a trastear con la guitarra no la estaba calmando como en otras ocasiones. Al día siguiente tenía su primera visita al psicólogo. Y a pesar de no ir sola, si no con su fiel compañera al pie del cañón, algo que la calmaba un poquito, estaba realmente aterrorizada. Pero se lo había prometido a sí misma, iba a acabar con todo eso de una vez. Y aunque estaba orgullosa de haber dado ese gran paso, no estaba del todo segura de poder llevarlo a cabo. Pero su móvil empezó a vibrar con notificaciones entrantes. Muchas. Un nuevo grupo de WhatsApp.
·Pisito madrileño 🍻 ·
María: grupo creado pq me ha salido del papo
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Vulnerable
FanfictionLos comienzos siempre lo pone todo patas arriba y eso a veces, no es del todo malo.