El fin de semana había sido una completa locura para Alba. La llegada de su hermano había hecho que desde el viernes al salir de clase no se hubiera despegado de ellos. La mayor parte del tiempo se encargaba de Adrián, mientras Marilia y Joan ponían todo en orden. De vez en cuando, miraba el móvil por si tenía algún mensaje de Natalia, con quien no había dejado de estar en contacto cada día con mensaje chorras y compartiendo memes.
Por su parte, Natalia estaba viviendo su mejor vida. Tenía la casa para ella sola, para disfrutar de su soledad, porque eso a veces también era necesario y se pasó todo el sábado y domingo tirada como un oso perezoso por toda la casa. Había cocinado algo sencillo para sobrevivir aquellos dos días y no había madrugado como era su costumbre. Durmió todo lo que quería y más. Los mensajes que intercambiaba con Alba la hacían reír, calentándole un poquito el pecho. Y no fue hasta el domingo por la noche cuando aquella rubia que se estaba ganando su confianza a pasos agigantados entró por la puerta y asustó a Natalia que estaba concentrada en una película en el sofá escondida bajo la manta.
-Hola, Albi. - Le dijo sacando la cabeza por una esquina de la manta.
-Hola, Nat. - Le sonrió y entro en su habitación a dejar la mochila con la ropa que se había llevado. - ¿Qué tal el finde?
-Muy bien, tranquilita. - Se reincorporó en el sofá y le hizo un hueco a la rubia bajo la manta a su lado. - ¿Vienes?
- ¿Cómo voy a negarme a eso? - Dijo con un puchero. - Pero ¿esperas que me de una ducha? Estar todo el día con Adri me ha dejado como un cuadro. - Señaló la mancha marrón de su camiseta blanca.
Natalia asintió y se quedó allí con una sonrisa tonta en la cara, observando como Alba corría a su habitación. Decidió buscar la serie que había empezado a ver con Alba días atrás, preparar el capítulo que les tocaba, mientras Alba se daba la ducha más rápida de su vida. Quería tirarse en el sofá junto a Natalia antes de que cambiara de idea.
Alba sentía que la morena estaba cambiando, la veía más abierta e incluso un poco más cariñosa en los últimos días, incluso por mensaje. Pasarse el fin de semana separadas hizo que Alba entrase por la puerta muriéndose de ganas de ver la caraza de la morena y que la invitase a sentarse a su lado, le parecía una oportunidad irrepetible, como las ofertas de la teletienda.
Poco tardó la rubia en aparecer Alba y quedarse apoyada en la pared prestando atención a una concentrada Natalia que miraba la pantalla del ordenador. Y se acercó con cuidado al sofá.
- ¿Sigue en pie la invitación al sofá? - Preguntó con tono infantil, haciendo sonreír a la morena que asintió y levantó la manta para que se sentara a su lado.
-Para ti siempre, Albi. - La rubia sintió sus mejillas sonrojarse y quiso esconderse. Se moría de ternura con la morena de casi dos metros que se recolocaba en el sofá a su lado, temerosa de rozarla, de estar demasiado cerca. Poco a poco. - ¿Cómo está Adrián?
-Está enorme, creo que va a ser el más alto y guapo de los Reche. - Dijo emocionada. - La verdad que pasar estos días con él, ha sido maravilloso. - Se quedó pensando un momento y miró a la morena emocionada. - Seguro que le gustarías. Deberías conoceros. - Le dijo convencida, haciendo boquear a la morena.
- ¿Quieres que lo conozca? - Fue capaz de preguntar con la voz temblorosa. Pero ver a Alba tan alegre diciendo eso, hacía que sintiera que casi podía hacerlo sin morir en el intento.
-Bueno, que conozcas a mi familia estaría guay. - Respondió con toda la tranquilidad del mundo, haciendo que Natalia se sorprendiera de nuevo y abriera los ojos a todo lo que sus párpados le permitían. - Quiero decir, eres mi compañera de piso. Querrán saber que estoy bien acompañada. - Dijo a toda velocidad, queriendo borrar la cara de miedo en la morena.
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Vulnerable
FanfictionLos comienzos siempre lo pone todo patas arriba y eso a veces, no es del todo malo.