- ¡Naaaat! Para, para. - Gritaba Alba mientras corría por el salón escapando de Natalia que la perseguía cubierta por una sábana después de ver una película de miedo. - Me cago en tu estampa.
- ¡Uuuuuuh! - Dijo entre carcajadas y se paró en seco cuando una campanita sonó avisando que la comida del horno ya estaba lista. - ¡Uuuuuuh ya tenemos lista la cena!
-Quítate esa mierda, jo. - Protestó. - O comes tú sola.
Había pasado una semana desde que Alba había vuelto a aquella casa. Una semana desde que Natalia pidió disculpas a cada ser humano que la rodeaba. A Sabela, María que cada vez que las veía, detrás del hola venía la disculpa y a Mamen, que la recibió con los brazos abiertos por teléfono cuando llamó para pedir cita. Esperaba que aquel buen impulso que había llegado a su vida por mejorarla, le durara más que el anterior. Tenía una lista de cosas que hacer y cosas que no hacer en un corcho de su habitación. Las ideas claras y el corcho bien decorado, ya que lo había hecho hasta por colores, para dejarlo más cristalino todo.
- ¿Cómo están mis compañeras de piso favoritas? - Dijo María nada más dejar las llaves en el mueble de la entrada. - Parecéis dos niñas pequeñas, que horror.
Natalia salió de debajo de sábana con la que seguía incordiando a Alba y María se quedó estática, sin saber bien que decir.
-Reche, ¿qué le has hecho en el pelo a mi amiga? Te mato, te mato. - Dijo acercándose a la morena y prestando atención al corte. - Una semana que has vuelto y ya me la estás dejando cava.
-Oye, a mí no me mires que fue ella la que quería ir a la peluquería. - Dijo divertida encogiéndose de hombros. - Todo es decisión suya, yo solo la acompañé a donde yo había ido.
-Joder Nata, tu pelito no merece. - Volvió a protestar María. - Pero dimito de la vida que te queda de maravilla.
-Gracias Mari. - Comentó divertida.
-Mis champiñones favoritos, sí sois. - Dijo antes de desparecer a su habitación.
-Creo que eso ha sido un piropazo, odia los champiñones. - Susurró por lo bajo Alba haciendo reír a la morena.
******
Habían salido de casa con tiempo suficiente para tomarse el trayecto a la consulta de Mamen con absoluta calma. Caminaban en silencio, cada una en sus pensamientos, hasta que la morena rompió el silencio.
-Tengo un poquito de miedo de ver a Mamen. - Se sinceró Natalia. - Me siento como el primer día o incluso peor.
-Esto ya lo tienes hecho, Nat. - Le dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Entraron en el edificio y la morena no podía dejar de jugar con el septum. Cuanto más lo pensaba, más le costaba dar un paso. Volver era lo que necesitaba y lo que más la ayudaría. Solo esperaba por aquella vez, no cagarla de nuevo. Durante toda la noche pensó como resumirle aquellos dos meses tan oscuros por los que había pasado, que aún no estaba bien pero había un rayito de sol que entraba por la ventana, que le estaba dando calorcito.
Saludó a Vicky que las recibió con la mejor de la sonrisa, contenta de ver a Natalia por allí de nuevo. En poco tiempo le había pillado cariño y se lo demostró nada más verla llegar y saludarla con tanta efusividad desde su mesa.
-Vamos, Natalia. - La llamó Mamen desde la puerta, con una sonrisa amable. - Vete pasando, ahora te sigo.
La morena un poco confusa pero algo más tranquila al ver que no la recibía con cara de cabreo, entró en aquella habitación, una vez más. Verla sin la psicóloga dentro le resultaba extraño. Pero es que Mamen, tenía otros planes aquel día. Se acercó a Alba y tras saludarla le dio un abrazo y aprovechó la cercanía para decirle un par de cosas que esperaba que la rubia recordara para más adelante. Pero lo que no sabían es que iba a necesitar aquellas palabras, más pronto que tarde.
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Vulnerable
FanfictionLos comienzos siempre lo pone todo patas arriba y eso a veces, no es del todo malo.