Alba no se esperaba para nada aquello que había escuchado salir de la boca de la morena. En el tiempo que había tardado en hablar, se le habían pasado cientos de cosas por la cabeza. Que no querría seguir conviviendo con ella, que se volvería a vivir a Pamplona... tantas cosas, pero ninguna era la que había escuchado.
- ¿Qué? - Logró decir rompiendo el silencio y viendo la cara de pánico de la morena, se quiso morir. - Perdona, es que no me lo esperaba.
Se puso de pie, dejando sentada a Natalia que no se había ni intentado levantar de todo lo que sentía temblar su cuerpo. Sentía que si se ponía en pie, caería en menos de dos segundos.
-Perdona Alba, no debería haber dicho nada. - Comenzó a disculparse al ver cada vez más nerviosa a la rubia. - Olvidemos esto y....
-Espera un momento. - Le interrumpió Alba volviendo a sentarse a su lado, pero esta vez, mirando hacía ella. - Tú también me gustas un poquito. - Le confesó con vergüenza. - Solo que no esperaba que tú....
- ¿Cómo no ibas a gustarme? Si es que eres... - Había sentido un golpe de alivio tras las palabras de Alba y se atrevió incluso a sonreír al decir eso.
-No sé, Nat. Pero.. jo. - Sentía las mejillas arder y quería esconderse bajo su abrigo para que Natalia no le pudiera ver la cara.
-Pero vengo con letra pequeña, Albi... - La rubia se puso seria de golpe y tras dejar de esconderse tras las mangas de su abrigo, miró con atención a la morena que no sabía ni como seguir.
-Tranquila, Nat. - Le dijo intentando calmarla al ver como sus ojos se llenaban de lágrimas. - Respiremos.
-No he sido capaz de estar con nadie nunca. Bueno, con Bea estuve poco más de un mes. Pero nunca pude... llegar a... eso. No sé si seré capaz de... joder, Albi. Que no es justo. - Dijo antes de romperse a llorar.
-Ey, ey, calma. - Dijo aguantando sus propias lágrimas al ver como se rompía ante ella. - Habla despacio, no pasa nada. Soy yo. - Le dijo con un tono de voz dulce que hizo que Natalia levantara la mirada y chocara con la intensidad que cargaba la de la rubia, llena de lágrimas.
-No llores tú también, jo. - Se secó las mejillas y suspiró, como si estuviera agotada de correr. - Te mereces todo lo bueno del mundo y yo no soy...
-Tú eres todo lo bueno del mundo, Nat. - La interrumpió haciendo que a Natalia la sacudiera algo por dentro al oír el tono de voz casi ahogado de la rubia. - De verdad que lo eres.
-Pero no puedo darte lo que quieres, Albi. - Se atrevió a decir en voz alta lo que tanto le quemaba en la garganta los últimos días.
- ¿Me has dejado decirte lo que quiero? - Preguntó ahora algo más recompuesta. Y Natalia negó cabizbaja. - Yo quiero esto. Tenerte aquí, cerquita. Y vamos llegando donde podamos.
-Pero no es justo, tú eres normal y puedes...
-Y tú eres normal también.
Natalia negó con la cabeza sin decir nada más se dejó caer a todo su largo sobre la manta.
-No, porque no puedo tener relaciones con nadie, porque me da ansiedad ir más allá de un abrazo o un beso en la mejilla. Porque siento que me asfixio cuando me rozan y no.... - Comenzó a decir sin respirar, dejando que de nuevo las lágrimas bajaran por su rostro. - Y yo a ti, quiero besarte bien y tener vida de gente normal y no sé si podré tenerla algún día.
Alba según escuchaba a la morena, también se dejaba caer a su lado, mirando de frente el cuerpo de la más alta que miraba a las nubes que estaban sobre ellas. Con cuidado, acercó una de sus manos para secarle las lágrimas.
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Vulnerable
FanfictionLos comienzos siempre lo pone todo patas arriba y eso a veces, no es del todo malo.