17. Carita de ángel

6.3K 313 10
                                    

Cuando se despertó, aún no había amanecido del todo. Seguía en la misma posición que en la que se habían quedado dormida. Protegida del mundo entre los brazos de Alba mientras la escuchaba respirar pausadamente.

Con todo el cuidado que pudo, se separó del cuerpo de la rubia que se quejó en un susurro cuando sintió desaparecer de su pecho el calor de la morena que se había acomodado a unos centímetros de distancia para ver con la poca luz que llegaba a la habitación, la carita de ángel que tenía Alba al dormir. Se quedó allí, apoyada sobre su brazo observándola dormir hasta que volvió a quedarse dormida.

No fue hasta horas después cuando se despertó, y se vio atrapada entre los brazos y piernas de Alba, que se había atado a ella mientras dormía. No quería despertarla y a pesar de querer levantarse y prepararle el desayuno, se resignó y siguió allí por un rato más. Esto no está tan mal. Pensó antes de dormirse de nuevo.

Alba se despertó poco a poco por el ruido de la lluvia en la ventana. Se vio enredada en el cuerpo de la morena y se asustó por si la había agobiado sin darse cuenta. Pero el semblante relajado que tenía mientras dormía, la tranquilizó. Se quedó entre las mantas y el cuerpo de la morena por un ratito más y no fue hasta que escuchó su móvil vibrar por algunas notificaciones que se separó para cogerlo.

María: Cuídame a la morena y cuídate a ti.
Me activas luego una lavadora? La he dejado lista.

Alba: Has venido a casa? Jope Mari, eso se avisa

María: Solo a por algo de ropa, esta noche nos vemos. Chaaoo que me toca tatuar.

Volvió a dejar el móvil junto a la cama y Natalia seguía dormida, con aquel corte de pelo, parecía más bebé que nunca y tener el pequeño flequillo despeinado, la estaba matando de amor.

-Albi... - Murmuró despertándose y buscándola a tientas por la cama, hasta que la rubia agarró su mano y la acarició.

-Buenos días, Nat. - Respondió sin poder esconder la sonrisa. - ¿Has dormido bien?

-Mejor que nunca. - Murmuró antes de esconderse de nuevo en el pecho de Alba que no pudo evitar reírse por las cosquillas que le hizo al esconderse en su cuello.

- ¿Tú no era que madrugabas? - Preguntó divertida al ver lo remolona que estaba la morena aquella mañana.

-Uhm... sí, pero porque no te tenía a ti al ladito. - Dijo con tono infantil sin moverse de su hueco. - Además, está lloviendo... escucha, escucha. - Le hizo prestar atención a Alba que no se podía creer lo que estaba presenciando.

-Eres adorable, Nat.

Un par de cosquillas más y doscientos abrazos después, salieron de la cama cerca del mediodía y dudaron entre desayunar o almorzar. Natalia estaba en su salsa con aquella pequeña rubia revoloteando a centímetros. Y Alba, por su parte estaba en el séptimo cielo junto a la morena y aquel desayuno improvisado de café y magdalenas que habían preparado.

-Por cierto, la Mari viene esta noche a casa. Me lo ha dicho esta mañana por WhatsApp. - Le dijo sin darle importancia la rubia mientras lavaba las tazas del café ya vacías.

-Se viene mudanza, nos va a abandonar. - Dijo haciendo un puchero desde la isla de la cocina donde estaba sentada. - Le robamos la cerveza como fianza ¿qué te parece?

-No sé, cariño. - Se quedó pensando un momento. - Pero si se larga, la cerveza se queda.

-Has vuelto a llamarme cariño... - Dijo más bien para sí misma que para Alba.

-Perdona, Nat. - Se apresuró. No quería pasarse en ningún momento y tras las palabras de la morena, pensó que aquel mote cariñoso que se le salía sin apenas darse cuenta, la estaba incomodando.

VulnerableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora