31. Una nubecita

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Aquel sábado, habían ocupado la terraza de su piso para disfrutar del buen tiempo mientras charlaban con Sabela, quien se había ganado a su familia sin apenas inmutarse. Nada más escucharon el acento de la muchacha, Mikel sonrió satisfecho y Natalia vio allí que tenía el visto bueno de su padre.

Si es que ella ya sabía que solo se rodeaba de gente maravillosa.

Se les había echado el tiempo encima y eran casi las siete cuando Alba, Santi y Natalia junto a Sabela, salieron corriendo para llegar al concierto por el que llevaban esperando tanto tiempo.

Llegaron a las puertas del WiZink Center con tiempo de sobra para echarle un ojo al merch que quedaba disponible. Comprar las entradas con asiento numerado, había sido la mejor idea porque como decía Sabela entre risas el día de la cola virtual infernal, ya tenían una edad para pasar mínimo dos horas en pie.

Y allí estaban, en el sector ocho, fila L. Justo en frente del escenario pasándoselo bien incluso con los teloneros. Picture This fue el que más llamó la atención de la pamplonica que no tardó nada en buscarlo en Spotify y guardarlo para escucharlos con más calma en otro momento.

Alba, que disfrutaba la música en directo como la que más, no podía casi de dejar mirar a Natalia que no paraba de reírse a carcajadas con Santi. Estaba feliz y ella también de verla así. Porque como ya se habían dicho en más de una ocasión cada paso que tú das, también a mi me hace ganar. Y así se sentía la rubia al verla tan emocionada la noche anterior por tener el apoyo de sus padres. Parecía que la que había conseguido aquel logro había sido ella misma y no su persona.

Natalia, ajena a todo lo que pasaba por la cabeza de la rubia, le seguía prestando atención a Santi hasta que dejó de hablar porque todo el estadio se quedó oscuro de golpe y todo el mundo comenzó a gritar como si les fuera la vida en ello. Y ninguno de los allí presentes se quedó atrás, uniéndose al resto hasta que apareció Dua Lipa ante sus ojos y no sin antes rodear a Alba y dejar un beso en su cabellera rubia, porque sabía cuanta ilusión le hacía a ella también estar allí, empezaron a disfrutar del concierto dejándose la piel y sus cuerdas vocales en cada canción y dedicándose cómplices algunas frases, por no decir que canciones enteras.

-But my mind is running wild, could you help me slow it down? Put my mind at ease. Pretty please. – Cantó Natalia a la par que la artista, acercándose a Alba que no había dejado de mirarla durante toda la canción.

- I need your hands on me, sweet relief. Pretty please. – La siguió Alba sin dejar de mirar aquellos ojos brillantes y oscuros que la miraban como si ella fuera la artista que había llenado el WiZink Center aquella noche.

Una vez llegaron a casa, se encontraron en el sofá enganchados a una película en la televisión a sus padres con Queen sobre las piernas de María, a quienes Santi y Natalia con la emoción con la que llegaron del concierto, no les dejaron disfrutar del final de la película. Escucharon con atención como Natalia hablaba emocionada y Santi no paraba de asentir y dar saltitos en su hueco del sofá haciéndoles reír a todos, menos a Queen que les miraba a todos con cara de pocos amigos, como si hubieran venido a incordiar su tranquilidad, hasta que los más jóvenes se cansaron de hablar y consiguieron rebajar la intensidad. Alba, no se había perdido la escena al lado de ellos, pero sin decir gran cosa y poco después se fue cada uno a la habitación que les tocaba.

La última en entrar en la habitación fue Alba que se había demorado algo más lavándose los dientes que Natalia que había salido disparada a meterse en la cama, donde cubierta bajo las mantas hasta las orejas, esperaba que Alba volviera para poder charlar un poco antes de caer rendidas por el cansancio.

La rubia poco se hizo esperar y tras cerrar la puerta a su espalda y comprobar que Natalia seguía despierta, corrió para esconderse debajo de las mantas y entre los brazos de la morena que la esperaban como cada noche para dormir.

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