Confesión

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En un lugar cualquiera se encontraba un chico de cabello rosa mirando por la ventana de su departamento con su ceño fruncido, faltaba poco para su cometido. Mientras tanto, un chico más alto que él lo miraba con atención esperando una respuesta clara a su pregunta.

-¿Y bien? ¿Lo harás?-Preguntó el más alto cruzándose de brazos mirando al contrario con desesperación.

-Claro que lo haré, él no se merece estar vivo y mucho menos volver a quitarme lo que es mio desde un principio-Dijo el pelirosa a la vez que se giraba para mirar al contrario.

-¿No crees que se de cuenta?

-Obvio que no, nadie más que tú sabe lo que voy a hacer, él no tiene por que saberlo pero...en caso de que se llegue a enterar, tendré que contarle y luego lo mato, nadie se resiste a mi-Aseguró el pelirosa con una media sonrisa.

Así es, él deseaba con todo su corazón destruirlos a ambos, quería verlo sufrir y pidiendo perdón de rodillas hasta morir, quería dañarlo con sus propias manos hasta que éstas le sangraran de felicidad por verlo morir a causa de él. Su mundo se había visto destrozado desde que ese estúpido volvió a aparecer y, obviamente, no se iba a dejar vencer, le haría pagar todas y cada una de sus  palabras, le demostraría a todos que él es el mejor y que nadie puede jugar con él así como así.

Su novio también deseaba destruirlo, pero no se lo permitiría, sabía de antemano que lo mataría primero, deseaba hacerlo.

-Acaso...tú...¿Piensas seducirlo?-Preguntó el más alto con confusión.

-No, yo no lo haré, pero por ahora sólo necesito saber si están juntos, de nada me serviría que estén solteros-Aclaró el más pequeño.

-Ambos se quieren pero no están juntos pero...sólo es cuestión de un par de semanas-Sinceró el más alto.

La puerta del lugar se abrió con lentitud dejando ver al novio del pelirosa entrando con una cara molesta, el menor se acercó a él y le dio un corto beso en los labios.

-Que bien que haz llegado-Dijo el pelirosa con una sonrisa.

El recién llegado estaba tan molesto que echaba chispas por los ojos, de un segundo a otro tomó un jarrón de vidrio que estaba en la mesa de centro y lo aventó con fuerza ocasionando que se estrellara con la pared volviéndose trizas, el pelirosa se sobresalto y lo tomó del brazo para sentarlo en un sofá.

-Ya tranquilízate cariño-Dijo el pelirosa sobando los hombros de su novio.

-Yo me...retiro y...luego regreso-Dijo el más alto tomando el picaporte de la puerta para salir.

-Espera-Dijo el recién llegado que ahora estaba sentado en el sofá siendo masajeado por su novio en los hombros.

-¿Si?

-Él se encargará de lo demás-Mencionó señalando al pelirosa-Y es una orden, para los dos.

-Bien, se lo informare a tu hermano-Finalizó el más alto saliendo del lugar.

☆☆☆☆☆☆☆☆
-¡No puedo creer que hayas ido a la escuela sabiendo que podías tener una recaída!- Gritó el pelinegro-¡Y a ti Wooyoung, como se te ocurrió llevarlo!

Ambos estaban siendo regañados, tanto San como Wooyoung habían sido cómplices en esto. San le había insistido mucho a Wooyoung para que lo llevara a la escuela y Wooyoung se había negado rotundamente a hacerlo pero San se lo impidió haciendo ojitos de perrito mojado, a lo cual no se pudo resistir.

-San me insistió pero te juro que yo no quería hacerlo-Sinceró el rubio con la mirada gacha.

-No lo puedo creer-Mencionó Seonghwa tocando el puente de su nariz con dos de sus dedos.

The secret // WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora