Daño

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La tarde para él había sido demasiado pesada, hace horas que había salido de su casa y no lograba distraerse, ni siquiera tenía noción del tiempo pues su celular lo había dejado en su casa, lo único que quería era desconectarse por un momento de su terrible realidad, no deseaba saber nada de nada. La noche ya había caído, caminó hasta el parque y se recostó en el verde césped del lugar, colocó ambas manos detrás de su cabeza para después fijar su mirada en el cielo, las estrellas, los luceros...y la luna, en ese instante sintió su pecho doler, sabía que haberse separado de San no había sido lo mejor.

Pasados ya unos cuantos minutos, se reincorporó del césped y empezó a caminar a su casa muy despacio con las manos dentro de sus bolsillos, el sufrimiento era inmenso pues... sentía que todo lo que estaba pasando con él y con el peliverde era su culpa, muy probablemente debió haberlo matado cuando se lo pidió de frente.

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Su parte baja dolía y su respiración era entrecortada, ahora mas que nunca se sentía sucio y despreciable, no le agradaba ser el juguete de nadie, y mucho menos de una persona tan malvada y llena de resentimiento, se cubrió de pies a cabeza con la única sábana que tenía cerca, una que a duras penas logró alcanzar ya que sus muñecas estaban, otra vez, atadas, sólo que esta vez era con cuerdas que raspaban y dañaban aún más su ya lastimada piel, Hongjoong había echo de las suyas de nueva cuenta y eso le aborrecía de la peor manera.

Llorar.

Eso era todo lo que podía hacer estando encerrado en tan lúgubre sitio. El sonido de la puerta al abrirse logró llamar su atención por lo que solo destapó sus ojos para poder ver quien era, cuando lo vio entrar sintió un gran alivio dentro de su ser, nunca se esperó verlo ahí.

Lamentablemente todo lo bueno y agradable viene acompañado de cosas malas y terribles.

El contrario se acercó a él a paso lento para después sentarse en la orilla de la pequeña cama en donde estaba el menor y así mirarlo sin expresión alguna, el recién llegado se agachó para tomar las prendas del contrario que se encontraban en el suelo para luego colocarlas sobre la cama, el menor iba a hablar pero fue interrumpido por el mayor.

-No vine a sacarte de aquí si es lo que piensas-Sinceró el mayor fijando la mirada en alguna parte de la pared.

El menor lo observó con sorpresa a la vez que se sentaba y  se apoyaba en sus manos para ver mejor al contrario, esas palabras le habían dolido.

-Yo...-Volvió a hablar el mayor, solo que esta vez mirando al menor-San...lamento lo que te está pasando pero...no puedo ayudarte, no porque no quiera, sino que...estaría en problemas y sólo te lastimaría más, Hongjoong debe pagar y eso lo tengo muy en claro, sin embargo, esto lo hago porque ya no deseo que él vaya por la vida hiriendo a otros sin piedad, no te sacaré de este horripilante lugar pero tampoco permitiré que te sigan haciendo daño-Aclaró el mayor con seguridad en sus palabras.

-Y-yo...-Iba a pronunciar pero el contrario colocó un dedo sobre sus labios indicándole que callara.  

-Ahora me iré, mañana estarás mejor-Dijo para luego levantarse y marcharse.

San estaba confundido y triste, creyó que él lo salvaría, creyó que él realmente lo quería pero se había dado cuenta de que no le importaba a nadie. Tomó sus prendas y comenzó a vestirse con cuidado de no abrir las heridas que estaban "sanando", al terminar se sentó en la cama con sus rodillas pegadas a su pecho y con su cabeza recargada en la pared, suspiró cansado mientras observaba el techo, al escuchar esas palabras del contrario decidió que ya no le importaría nada, de todas maneras ya no tenía a nadie, ni siquiera un amigo que realmente lo apreciara tal y como era sin importarle los rumores que nos demás inventaban.

The secret // WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora