El sonido de su alarma hizo que abriera los ojos, se removió un poco en su cama y se levantó de golpe pues había escuchado que alguien llamaba a su puerta, bajó las escaleras y abrió la puerta, al verlos ahí parados suspiró y sonrió, hoy sería el día en que volvería a abrazar a su San, nada mejor.
-¿Listo?-Preguntó el peliblanco con emoción.
El rubio los miro y asintió para luego dejarlos entrar a la casa, justamente a la sala.
-¿A qué hora?-Cuestionó Mingyu mirando a su amigo rubio.
-A medio día-Contestó-Iré a vestirme-Aclaró subiendo de nuevo las escaleras.
-¡Date prisa! ¡Son las diez! ¡Para llegar allá es una hora!-Le gritó JR desde la planta baja.
Pasados unos minutos el rubio bajó hasta la primera planta, justo a la sala, mientras se guardaba una arma tras su pantalón, todos lo miraron atentos y asintieron dando a entender que ya estaban listos.
Todos subieron a sus respectivos vehículos; Mingyu en su camioneta negra mientras que Wooyoung en su nuevo auto color azul metálico, JR en su camioneta roja sangre, y los demás en sus motos de pista. Wooyoung estaba atento a cada movimiento que daba Mingyu ya que él era el que tenía la dirección, estaba muy ansioso pero a la vez furioso, era como un volcán a punto de hacer erupción, le daban ganas de gritar.
Un poco mas de media hora ya había transcurrido y su pecho dolía, el dolor era muy profundo, sentía como si algo demasiado filoso le atravesara el corazón lentamente causándole mucho dolor por lo que llevó una de sus manos a su pecho y comenzó a hacer círculos para tratar de aminorar el dolor.
-Jungmo...¿Te puedo pedir un favor?-Dijo a la vez que presionaba un pequeño botón que tenía cerca de la oreja, ya que todos tenían puestos unos comunicadores especiales.
-Sí claro, dime-Escuchó decir al contrario.
-Cuando lleguemos...quiero que le entregues algo a San ya que...tú y Leo serán los que lo verán primero-Confesó con un tono de voz triste y decaído.
Escuchó una pequeña risa al otro lado de la comunicación y frunció el ceño ya que creyó que su amigo se estaba burlando, algo que...no era así.
-Aaay Wooyoung, por supuesto que sí, tengo en cuenta que Leo y yo lo veremos primero pero-Suspiró-Tú, amigo mío, lo disfrutarás mas que nadie-Sinceró-Oh por cierto, me dijo Mingyu que estamos a punto de llegar así que prepárate, lo mejor está por venir y...amm, ¿San?, sí San, estará de nuevo contigo-Finalizó y cortó.
El rubio sonrió y soltó un gran suspiro pesado, faltaba poco, sólo necesitaba esperar unos cuantos minutos más para entrar en acción, tenía muy en cuenta que seguramente no sería nada fácil pues, por lo bien que conocía al peliazul, lo más probable era que Hongjoong lo estuviera esperando con un cuatro, no por nada había sido la mano derecha del contrario.
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-Falta poco-Musitó mirando fijamente la pantalla de su computadora con una sonrisa divertida e hipócrita.
-Están a solo unos cuantos kilómetros-Mencionó un pelinegro que iba entrando a la sala.
El contrario rió para sus adentros y agachó la cabeza con una sonrisa, estaba ansioso.
-Muy pronto...lo tendré de rodillas frente a mi suplicando por su miserable vida y por la de su maldito novio-Aseguró volviendo a mirar la pantalla.
Después de un par de segundos diez chicos se hicieron presentes en aquella habitación tan lúgubre, en ese momento, el peliazul levantó su mano para luego hacer círculos en el aire con su dedo índice indicando que se distribuyeran en las posiciones asignadas el día anterior, nadie dijo nada y acataron la orden, incluyendo ellos, antes de que todos se fueran...él habló.
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The secret // Woosan
Random-No soy antisocial porque quiera, es solo que tengo que hacerlo. Eso es lo que decía San, un chico para nada querido por los alumnos ya que decían que era muy antisocial. La mayoría del tiempo sus recuerdos lo atormentan cada noche sin que los pudie...