Abrió sus ojos y frunció su ceño al notar que todo le daba vueltas una y otra vez, estaba mareado y le dolía a horrores la cabeza, pero sin poner caras caminó a la ducha para tomar un baño, tal vez con eso se le quitaría el fuerte dolor que se cargaba. Pasados unos cuantos minutos, caminó a su armario y sacó de ahí su traje, ya que, tendría una junta importante con algunos jefes de otros lugares para hacer que la economía de la empresa creciera y se expandieran sus vías de comercio.
Al finalizar, se peinó adecuadamente y tomó su celular, billetera y llaves para luego dirigirse a donde estaba su auto nuevo color negro, su padre se lo había regalado por el hecho de haber implementado otras ideas para el mejoramiento de la empresa. Subió a su auto con una mueca de dolor en su rostro, las molestias en su cabeza no cesaban y lo estaban poniendo gravemente mal y comenzaba a irritarse, si su dolor no disminuía estaba seguro de que no prestaría nada de atención a la junta con los jefes y los nuevos proveedores, su día no había empezado del todo bien. Comenzó manejar hasta la casa de su novio lo más pronto posible, estaba un tanto nervioso pero trataba de controlarse, al llegar estacionó su auto del otro lado de la calle y presionó el claxon para que él saliera, no tuvo que esperar mucho ya que el peliverde salió de su casa a toda prisa con un semblante preocupado y ansioso, el menor se adentró al auto y saludó al contrario con un beso en la mejilla y una sonrisa.
-¿Qué te sucede?-Preguntó el rubio poniendo en marcha su auto, el peliverde lo miró y negó levemente para luego hablar.
-Tengo examen y...estoy nervioso, uff, creo que reprobaré-Se quejó haciendo un pequeño berrinche, el rubio sólo rió.
-No reprobarás, ya lo veras-Aseguró el rubio apretando un poco el hombro de su novio para darle ánimos y seguridad.
-Gracias, creo que eso ayudará un poco-Dijo el peliverde para luego suspirar pesadamente y echar su cabeza hacia atrás con frustración.
Hoy era ese día, el día en que le sería infiel a su ser más amado, a la persona que tanto quería y apreciaba con todo su ser, no estaba preocupado por el examen que tendría, sino porque no sabía lo que haría luego, no tenía ni idea de como vería a los ojos a Wooyoung, su corazón latía velozmente por los nervios.
¿Acaso valía la pena entregarte a otro sólo para salvarle la vida a tu ser querido?
Se preguntaba una y otra y otra vez sin llegar a tener una respuesta sincera que le dijera si estaba bien o estaba mal lo que estaba a punto por hacer, su mente estaba vuelta un total lío, ya no podía pensar coherentemente, aquellas voces de su pasado lo estaban atormentando, le decían que no lo hiciera, que Hongjoong no lo merecía tener, no otra vez, no a la fuerza pero...con tan sólo pensar en encontrar a su novio muerto...le hacía querer suicidarse.
-San-Le llamó su novio pero no le escuchó, estaba muy centrado en sus pensamientos-San-Volvió a decir pero nada-¡San!-Gritó el rubio logrando que el peliverde se sobresaltara en su asiento y se le quedara mirando con miedo-Hemos llegado-Pronunció.
San miró a su derecha y pudo divisar la entrada de la universidad, miró a Wooyoung con una sonrisa nerviosa y abrió la puerta del auto para poder bajarse.
-Lo siento y...-Se detuvo un poco para luego mirar detenidamente al rubio, el cual llevaba puesta una camisa blanca, un saco y pantalón de vestir, ambos color azul marino, unos zapatos negros; igual de vestir, y una corbata azul marina, sin mencionar que su cabello estaba bien arreglado-¿Por qué estás vestido de esa forma?-Preguntó.
-Hoy tengo una junta importante y mi padre quiere que vaya presentable-Explicó para luego besar a San-No te estreses demasiado, todo saldrá bien y aprobaras ese examen tan difícil que tienes-Sinceró volviendo a besar a su novio.
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The secret // Woosan
Rastgele-No soy antisocial porque quiera, es solo que tengo que hacerlo. Eso es lo que decía San, un chico para nada querido por los alumnos ya que decían que era muy antisocial. La mayoría del tiempo sus recuerdos lo atormentan cada noche sin que los pudie...