Capítulo 1

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1.Quitando la venda.

Emma...

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, creo esa era la mejor descripción de mi relación con Max, el chico más apuesto de la universidad, alto, cabello ondulado castaño, cuerpo atlético debido a que era capitán del equipo de fútbol, pero sin duda lo que más me gustaba de él eran sus hermosos ojos color avellana, después estaba su boca, pufff esos hermosos labios carnosos que me derretían cada vez que nos besábamos, pero bueno dejando aún lado lo guapo, hablemos de su destacable cualidad. ¡Ser un completo idiota!

Lo sé, como logre describirlo tan perfecto y termine de ese modo, bien les resumiré la situación que me llevo a descubrirlo, me tarde un poco, pero lo hice, tarde, pero lo hice, pero bien dicen "Más vale tarde que nunca" así que háganme una ovación de pie.

En fin, centrémonos en los hechos.

Era la mañana del día miércoles quince de abril, lo recuerdo perfectamente ya que ese día cumplíamos dos años de ser novios, (en ese momento me sentía feliz por ello, ahora maldigo el haber perdido tanto tiempo a su lado, no me juzguen por tardar tanto) decidí que era momento de llevar nuestra relación a otro nivel, quizás me tarde un poco, pero quería estar segura para dar un paso tan importante y ahora que lo pienso eso estuvo bien, de lo contrario estaría arrepentida no solo de perder tiempo con él, si no de haber entregado algo importante a un completo idiota.

Lo sé, me desvíe un poco del tema principal, pero estoy segura que ustedes me entenderán.

Ese día le tenía una gran sorpresa, mis queridísimas "amigas" me ayudaron con la increíble sorpresa, compre un bonito conjunto de encaje que según ellas lo dejaría completamente pasmado. Ja, ja, ja, leyeron bien quería dejarlo en shock. Quien diría que la que quedó en estado de sorpresa fui yo.

Mis queridísimas amigas fueron muy pero muy insistentes en que me saltara las clases, para darle la sorpresa a Max desde temprano ya que él por su horario de clases llegaría más tarde, así que yo muy obediente decidí correr a su departamento. En realidad, no corrí, mis nervios estaban a su nivel más alto como para correr, mis manos sudaban, toda yo era una gelatina andante, claro que eso no detendría la misión que tenía planeada y admito que estaba feliz de entregarme a él. Repito, no me juzguen por creerme enamorada.

Estaba ahí con mi mano apunto de tocar la puerta, con una enorme sonrisa, rogando para que su compañero Nick no estuviese, no podría tener algo íntimo con Max, sabiendo que estaríamos en compañía. Y si, ya saben que no todo puede ser perfecto y por desgracia quien abrió la puerta fue él, el chico me miró como si hubiese visto un fantasma. ¡Mierda! aún recuerdo su estúpida y nerviosa sonrisa al verme, lo pase por alto y di unos pasos para entrar al departamento —Emma ¿qué haces aquí? — dijo algo intranquilo, casi sacándome del departamento, en ese momento no entendía a que se debía su actitud, pero no faltaría mucho para darme cuenta el motivo y vaya que tenía razón al actuar de esa manera.

—Vine a ver a Max— lo mire confundía, era más que obvio la razón por la que estaba ahí. Dio unos pasos delante de mí, como tratando de que yo no diera un paso más. Ya había tenido una noche para meditar si estaba lista para entregarme a Max y su loco compañero estaba haciéndome dudar un poco. Aleje ese pensamiento de duda y camine hacia la habitación de Max.

—Max?... mmm, él no está, tuvo entrenamiento— dijo casi gritando, me preguntaba por qué mentía yo estaba segura de que Max estaba ahí, habíamos mensajeado una hora antes.

¿Sudor? Él estaba sudando, se veía bastante nervioso, ya se imaginarán mi cara al verlo. Antes de decir cualquier otra cosa la voz de una mujer me hizo detener, fue que comprendí que él tenía compañía y por eso quería que me fuera, gire sobre mis talones para marcharme. No pude dar el siguiente paso cuando escuche lo que jamás creí o pensé escuchar (si a veces suelo ser un poco dramática, pero ya saben que sería de la vida sin un poco de drama) —¡Oh Max eres fantástico! — en ese momento mis ojos se debieron abrir más de lo normal, di vuelta para ver a Nick —¡Si Max así! — la voz de aquella chica venía de la habitación de Max.

Mil pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora